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sábado, octubre 25, 2003

Dharmita

Resulta curioso (además de lindo) que la gente me llame Dharmita. Siempre he sido de esas chicas independientes de las cuales la gente supone que no necesitan aprobación o muestras de afecto, totalmente sustraída de la ternura habitual de una chica Sanrio y, sobre todo, una de esas mujeres graaandes que no aguantarían verse disminuidas por un apodo.

Tener un nombre corto tampoco ayuda. Cuando tienes un nombre de varias sílabas es mucho más fácil cortarlo o derivar un apodo gracioso, pero cuando tu nombre tiene 2 sílabas es más fácil usarlo directamente, sin tachas ni enmendaduras.

Lejos de hacerme chiquita, Dharmita me hace grande. Me da la oportunidad de ser una persona multidimensional, fuerte pero vulnerable al mismo tiempo, con el toque de ternura justo para no sentirme una muralla emocional.

Casarme ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Gracias al matrimonio, ahora soy una persona mucho más armónica, mucho más feliz pero, sobre todo, mucho más dispuesta a enmendar mis fallas.

Hay gente que me pregunta que si siento que conozco 100% a mi marido, y no sé qué contestarles, porque conozco mucho de él, pero no todo… de la misma manera que me conozco bastante, pero no por completo.

Siento que parte fundamental de la vida es el descubrimiento (de uno o de otros), pero nada haríamos con él si no estuviéramos abiertos a crecer, a no repetir errores, a anticiparnos.

Veo a personas que cometen errores y no las culpo. Pero cuando las veo reincidir, repitiendo los escenarios y las conductas que los llevaron al error, simplemente me aterro.

Los buenos momentos de la vida está para disfrutarlos, y los malos para aprender. Quien repite los errores, no ha aprendido la lección. Cero uno.

Por eso dejé de hacerme la grande. Ya aprendí a ser Dharmita.



El cumpleaños

El de este año ha sido uno de los mejores cumpleaños de mi vida. No lo digo porque hice cosas extraordinarias, ni por los regalos (que fueron preciosos), sino por mi estado de ánimo.

Las cosas fluyeron, a pesar de los típicos bemoles del día a día, de la risa a la tranquilidad. Desperté muerta de la risa por un sueño loco que tuve y que me hizo reír incluso antes de despertar.

Reunirse con los amigos para comer y luego encontrar un lugar apacible para conversar, para mí hace que un día valga la pena.

Acercarme a la computadora y encontrar tantas muestras de cariño en el blog, me ha hecho muy feliz. Me gusta la comunidad a la que pertenezco y sus muestras de cariño me llenan de alegría. Hasta tarjetas me hicieron llegar, muchach@s, un gesto que me dejó sin palabras.

Además, ahora tengo un reloj de gente grande, bonito como pocos.

Lo más lindo ha sido llegar a casa sin preocupaciones en la cabeza, sin sobresaltos, sin dolores en el corazón (comunes en mis cumpleaños), y sentir que he regresado a mi hogar donde, con pantuflas y pijama, puedo volver a dormir sonriente, satisfecha, enamorada.

Este ha sido, como dije, uno de los mejores cumpleaños de toda mi vida. Inauguro, entonces, una nueva etapa, donde todos han de ser como este.



viernes, octubre 24, 2003

Me encanta ir a los mercados libres. Cuando dejo la flojera a un lado y me entra la fiebre nuevamente, podrán verme entre tarantines con todo tipo de mercancía, buscando una rebaja razonable para especias y prendas de vestir.

Pero lo que me gusta no es lo barato, ni tampoco la frescura de los alimentos (que siempre me sorprende), sino la sencillez. Lástima que el país está tan violento y convulsionado, pero cuando tenía la oportunidad de ir a los mercados me llenaba de alegría ver a la gente hablando de tú a tú, la humildad con la cual se le puede decir al vendedor: eso está muy caro, no me alcanza la plata, ¿en cuánto me lo dejas?

Cuando era más chica, eso me crispaba los nervios. Odiaba que mi madre pidiera un descuento y se hiciera la víctima frente a los vendedores… pero hoy entiendo que es parte del juego, y en ocasiones muy especiales, lo practico (normalmente me da vergüenza).

Hoy mismo lo hice. El supermercado donde compro da un descuento especial el día anterior a tu cumpleaños y, además, por una cantidad determinada de compras, te otorgan puntos, para canjearlos por premios. Yo preferí no cambiarlos por las feas carteras que regalan, sino por más descuento. Total, que gasté menos de lo que he gastado en 1 año, comprando de todo.

Pues sí, una de las cuestiones de la edad es que uno va perdiendo la vergüenza…



A veces siento que sé menos que mucha gente. Mis amigos hablan de conocimiento básico adquirido en la escuela primaria, y yo no tengo idea de lo que hablan. Geografía, castellano y algunas otras asignaturas guardan secretos insondables para mí.

Oír que existe un país llamado Suazilandia es casi un chiste. Sólo lo he oído en la elección de la Miss Universo, y pienso que es una táctica que usa el concurso, un país inventado para usar más candidatas.

Pero no, resulta que existe. La revista que manda el resort que tiene mi familia, reseña a Suazilandia como destino turístico. Claro, no hay 300 conjuntos turísticos en ese país, pero ellos ofrecen alojamiento, al menos, en una unidad hotelera.

Si pudiera, yo viajaría para allá. Tendría que estar allí para creer que es real. Supongo que nadie sabe si este ex-protectorado británico es una leyenda geográfica o no. Imagino también que en Inmigración USA ,tener entrada y salida suazi estampada en el pasaporte, despertaría suspicacias. Revisarían minuciosamente, como ahora hacen con todo, el sello del país, para constatar que es real y que no dice Looney Tunes. Yo lo haría (sigo pensando que es chiste).

Si viajara a Suazilandia, escribiría un libro como “Yo visité Ganímides” pero con el sugerente título de “Yo visité Suazilandia”. Sería un éxito.

Dicen que ese país tiene un área de aproximadamente 17.360 km2 donde reside un poco más de un millón de habitantes. No tengo idea de si eso es mucho o poco, si viven apretados o no. Mis conocimientos geográficos son deficientes.

En segundo grado, la maestra nos hacía copiar la tarea al comenzar el día. Su filosofía era extraña: temía que sonara el timbre de recreo o salida, y saliéramos del salón sin copiar la asignación, excusa que usaríamos al día siguiente para no presentar el trabajo. De manera que, ante la posibilidad de que se acabara el tiempo, prefería que se sacrificara la explicación.


Uno de esos días de ese segundo grado, copiaba yo la tarea en la mañana, cuando pensé que podría ahorrar tiempo respondiéndola al tiempo que la copiaba. Me parecía sencilla, pues apenas preguntaban cuestiones similares a estas: “el sol sale por…..” “Y se oculta por….”

Mis respuestas eran claras: el sol sale por … la mañana, y se oculta por… la noche. Ese día enseñaron los puntos cardinales, pero como yo ya había respondido la tarea, no presté atención. No pregunten. Nunca sé dónde estoy parada, ni qué haría si me perdiera en el desierto.




miércoles, octubre 22, 2003

Distraída

Me impresiona la capacidad que tienen los hombres para concentrarse. Dicen que los hombres se concentran mucho en una sola cosa, mientras que las mujeres nos concentramos un poco menos pero en más asuntos al mismo tiempo. Eso explicaría cómo una madre puede estar pendiente de sus hijos grandes mientras le da de mamar al recién nacido y habla por teléfono con su suegra.

Pero esa experiencia femenina la conozco muy bien porque me es connatural. Lo que no pueda imaginarme es cómo, con los ojos fijos en algo, un hombre puede seguir siendo funcional y estar integrado a su entorno.

Hace unos días, a pocas cuadras de mi casa, decidí subir a un autobús para regresar a mi humilde morada, dada la amenaza de lluvia que oscurecía el cielo. Al abordar la unidad, vi a una chica impresionantemente bella. Bueno, era de esas mujeres que sé que no son bellas, pero que a mí me parecen interesantes, ideales, lindas… de esas que yo quisiera ser.

El caso es que venia embelesada viéndole los brazos (tengo un complejo con los míos), pensando que su color de cabello era lindo (un tinte que jamás usaría yo para no lucir amarilla), y sus blancas manos sin arrugas, cuando la chica pidió bajarse cerca de la farmacia. Me quedé pensando en ella, imaginando cómo sería ser así, cuando me di cuenta ¡había pasado mi parada!

Tuve que caminar como tres cuadras, subiendo la avenida a toda carrera para ganarle a la lluvia, y preguntándome ¿cómo hacen los hombres para admirar chicas en la calle y no chocar, pasarse la parada o pegarse con un poste?

Gracias a Dios, no temo por mi orientación sexual, pero sí por mi integridad física en momentos de distracción.



Aclarando

Dicen que el flojo trabaja doble. No creo que sea cierto. Mi flojera me ha hecho trabajar 3 y 4 veces más de lo que debería.

Tal es el caso de mis blogs favoritos. Como sabrán, tengo linkeados a unos cuantos, y por lo largo de la lista, pareciera que son todos los que están... pero no, no están todos los que son.

Hay mucha gente a la que visito a cada rato, pero que no he linkeado por flojera. Soy así. Lo divertido es que este inconveniente me hace entrar en un blog que sí tenga linkeados a aquellos que quiero visitar para poder encontrarlos. Es un tour largo y tortuoso en muchos casos.

Así pues, entiendan muchach@s que la ausencia de muchos en mi blogroll es producto de la flojera y no de un estricto proceso de selección. Prometo ponerme las pilas y hacer un update (un día de estos).


martes, octubre 21, 2003

Profe, una pregunta…

Este post es totalmente interrogativo. No pretendo plantear un caso cerrado, sólo pregunto a ver si saben.

Ante la beatificación de la Madre Teresa de Calcuta, me puse a pensar, con una sonrisa en el rostro, en lo bien que se sentirá Juan Pablo II en llevar por el camino de la canonización a una mujer que fue su amiga en vida. ¡Qué orgullo decir: yo conocí a esa persona, y era una santa! ¡Y con qué amor se podrá, entonces, dar luz verde al proceso!

Pasan los días y, como es lógico, aparece más y más información relacionada a este tema. Siempre he pensado que la misión de la Madre Teresa fue una de las más hermosas que han podido emprenderse en un siglo tan egoísta como el XX: amar al pobre, aceptar al marginado, vivir para servir, tener caridad.

Pero resulta que he leído que, en el caso de sor Teresa, existen vicios en el proceso. A pesar de que su muerte ocurrió en 1997 y que deben pasar más de 5 años para iniciar el proceso de beatificación, el de ella empezó antes de la fecha. Parece que se adelantó por cuestión de meses, pero de todas formas era una condición.

Otro de los requisitos era presentar un caso certificado de milagro, por lo menos uno, pero preferiblemente más. En este caso, sólo se ha documentado el caso de una mujer que, con un tumor, rezó a la Madre Teresa, y se vio curada. El problema es que los médicos que documentaron el caso no encuentran nada milagroso en dicha curación: sanó por efecto del tratamiento de rutina aplicado a esos casos. Aun así, este “milagro” fue el que abrió el expediente y permitió llevar a Teresa de Calcuta a la posición de beata.

También aparecieron férreos detractores de su beatificación, gritando a los cuatro vientos, que no sólo es poco confiable este expediente, sino que también se le reconocen nexos con sistemas dictatoriales a la hoy beata de Calcuta. Denuncian un doble discurso que, en la práctica, nada tiene que ver con la caridad. Incluso dudan de los méritos de la Madre Teresa para la obtención de aquel Nobel de la Paz.

De la veracidad de estas cosas, poco es lo que sé. Lo que conozco es la misión de las Hermanas de la Caridad, enternecedora y humilde. Eso es suficiente para convertirla en santa, pero resulta curioso que no se observen los trámites necesarios para proclamarlo.

Fue cuando leí otra información (con corte de opinión, más bien) que denunciaba que el pontificado de Juan Pablo II era uno de los más retrógradas de la historia contemporánea. Hablaba el columnista de la dura oposición al divorcio, el apego al celibato sacerdotal, las trabas ante la igualdad de la mujer, el control de la natalidad, secularización y democratización eclesiástica.

- Pero si el Papa ha escrito libros, es poeta, ha viajado por todo el mundo, se ha acercado a otras religiones, etc.- me dije.

Sí, pero también abrió el proceso de beatificación del Papa Pío XII, el Papa Pacelli, aquel que pecó por omisión ante el horror del holocausto.

Es innegable el carisma de Wojtyla, pero ahora que pienso en tantos tumbos que ha dado la Iglesia bajo su mando, se me alborotan las dudas. Además de viajero y amigo, ¿ha sido un buen Papa? Y vuelve la duda a mi cabeza, ¿por qué ha dado tantos nuevos santos a la Iglesia? ¿Porque realmente eran buenos, o para devolver la esperanza a los cristianos de que la bondad existe?

No sé si hablo de cosas divinas o sólo de esas cosas políticas, mundanas y propias de los hombres. No sé si el Papa Amigo ha sido, más bien, un hábil político que, no sólo ha puesto en el colegio cardenalicio a aquellos que siguen a pie juntillas su manera estricta de controlar a la Iglesia Católica. No sé si tras esa sonrisa, Juan Pablo II nos llevó al pasado. No sé si tomó para sí y para los suyos, las beatificaciones y canonizaciones como premios y muestras de simpatía. No sé si las informaciones que han aparecido son parte de una guerra sucia. No sé. ¿Alguien sabe?



lunes, octubre 20, 2003

La pandilla de los reprimidos sexuales

Me encantan que cada quien pueda tener su opinión sobre un asunto y que, a pesar de no llegar a coincidir nunca, la discusión se desarrolle en términos de tolerancia.

Es que la tolerancia nos permite multiplicar las perspectivas.

Si yo me enfrascara en que las cosas son como yo las veo y no aceptara ninguna opinión distinta, me estaría perdiendo de posibilidades infinitas de aproximación a una misma cosa, me estaría perdiendo la posibilidad de acercarme a la verdad, me estaría perdiendo la posibilidad de salir del error (en caso de estar en él).

La masturbación femenina fue el tema planteado por su Saturno, en su aparición especial en Venethinker’s Pensamientos.

Cada quien dio su opinión, hizo el comentario de rigor… todo bien. Pero el visitante N° 13 al área de comentarios, ante la nutrida discusión, acusó a los participantes de la tertulia virtual de “reprimidos sexuales”, basándose en que el pensamiento no tiene nada que ver con el sexo, y concluyendo algo así como “el que mucho piensa, poco folla”.

No sé los demás, pero yo pienso todo. Y esto no quiere decir que lo premedite todo, pero definitivamente me gusta usar mi cerebro.

A ver, muchachos, ¿en qué momento me perdí? ¿En qué parte de la evolución el hombre perdió la capacidad de pensar mientras hace? ¿Desde cuándo no se puede caminar y masticar chicle al mismo tiempo?

¡Se ve cada cosa en la web!



Guerra de bitácoras

He seguido el tema de la guerra de bitácoras en distintos blogs que merecen todo mi respeto, y a pesar de hacerme una idea clara de la situación, no he comentado nunca el asunto… hasta ahora.

No he comentado, en parte, porque me parece que todo lo que debía ser dicho ya se dijo. Es un asunto simple: en el mundo existe la competencia.

Cuando creamos algo y lo mostramos al mundo, nos exponemos al juicio de otros. Podemos recibir muestras de desaprobación, aplausos, indiferencia. Hay que estar preparado para todo: alguien puede imitarte y terminar haciendo una burda copia de tu trabajo, con mayor o menor éxito. Pero también puede pasar que alguien tome tu creación y la reinvente, con mayor o menor éxito también. ¿Cuál es el miedo? Si lo que ofreces es mejor, definitivamente no perderás tu sitial de honor.

Ese es el primer escenario, existen otras posibilidades. Por ejemplo, ¿por qué pensar que el mundo gira en torno a nosotros? ¿Acaso no es posible que alguien, en algún lugar del mundo, esté planeando lo mismo que tú? ¿Quién garantiza que eres el “dueño” de una idea? ¿Nunca te ha pasado que alguien se te adelanta y hace algo que ya tenías en mente?

Repito: no hay que temer por eso, siempre y cuando podamos ofrecer algo bueno, que despierte simpatías y preferencias.

Coincido con Taufpate en el hecho de que así nace la competencia y crece el mercado. Competidores luchan por ofrecer más y mejores servicios para atraer a la gente, independientemente de que sean o no los pioneros.

Por ejemplo: los que llevamos estos blogs, ¿copiamos a la primera persona que decidió llevar una bitácora? ¿Quién fue el primero? ¿Cómo se comprueba? Y si lo copiamos, ¿cuál es el problema? ¿Deberían nuestros lectores “abandonarnos”, por no ser los primeros en hacer un blog?

Yo leo blogs veteranos, pero también frecuento nuevos espacios que son capaces de cautivarme. Ellos se lo han ganado por derecho propio.

No niego que cuando alguien crea algo (lo que sea), merece el crédito por su creación, sea buena o mala. Nadie (al menos eso creo) le resta méritos a E-Arcos por Bitácoras.net. Lo que se discute, creo yo, es esa resistencia a la competencia.

Lo que me ha llevado a comentar esto es la cola envenenada de esta culebra: la gente comenta el tema y casi llega a los puños. Me entristece. Así como los productos deben admitir la competencia, las opiniones deben admitir la disidencia, siempre que en ambas ecuaciones se trabaje con ética y respeto. ¿Se acaba el mundo porque alguien no piense como nosotros? No. ¿debemos castigar a quien no sienta lo mismo que uno? No. ¿Es lógico “atacar” a otros por tener argumentos distintos? No.

Mi estrategia: si coincido con alguien, buenísimo. Si no coincido con alguien, trato de aprender de los puntos opuestos y pulir los comunes. Si alguien me lleva la contraria sin tener argumentos: dependiendo del ánimo, puedo escoger explicarle mi argumentación, o bien puedo hacerme la loca y no perder el tiempo. Si alguien copia mi creación se lo hago saber, respetuosamente, esperando rectificación. Si esto no existe, sigo adelante, concentrada en lo mío. Si alguien “emula” mi creación, me siento halagada porque eso demuestra que lo hice bien. En todo caso, siempre que exista respeto, la diversidad de opiniones y creaciones me hacen crecer, no me disminuyen. ¡Bienvenidas sean!



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