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viernes, septiembre 19, 2003

A la luz del sol

Esta mañana vino un mensajero a entregarme una encomienda. Bajé tal como estaba vestida pues, como lo esperaba, no estaba en pijamas.

La falta de costumbre en eso de salir de día me hizo llevarme varias sorpresas:

1. No tenía las piernas tan bien afeitadas como había pensado.

2. El vestido, a la luz del día, es más corto de lo que se ve en casa.

3. Debo tomar más sol en las piernas o me confundirán con la novia de Drácula.

A todo lo anterior sólo puedo decir: qué vergüenza. En la tenue luz de mi hogar los vellos y la palidez se disimulan muy bien, y la mini falda tampoco se nota mucho (bueno, para alguien que siempre está en pijamas o en bata corta (de esa que al agacharse muestra la ropa interior, como en un anime) un vestido corto es casi una toga).

Pasar tanto tiempo en casa es un arma de doble filo.



jueves, septiembre 18, 2003

Avisos parroquiales:

Se busca (preferiblemente vivo) al señor Hightoro. Cualquier información acerca de su paradero será bienvenida (disculpen la falta de recompensa, pero esta pobreza nos está matando).

Zafra Virtual no se ve desde Mac. Por esa razón todavía debo la visita habitual, pero mando el beso de bienvenida y la felicitación por el nuevo hogar. Apenas regrese a mi PC me pongo al día.

Con esta memoria en aerosol que tengo (dispersa y volátil) he olvidado el link para postear en Venethinker.com, pero tengo un humilde post en cola.

Metalhen: no puedes escapar de tu destino. Ya llegó la hora de montar tu blog.

Lucanor: “Un blog sin comentarios es un blog incompleto” o “Posts y comments son nuestras primeras necesidades”, tú decides, el asunto es que resulta frustrante que no tengas ni un post-it para dejarte notas. Resuelve.

A los bloggers en general: los (v)leo lentos, muchach@s, me hacen falta sus actualizaciones. Me comprometo a hacer lo mismo en esta casa, pero no me dejen con la miel en los labios para luego irse por los caminos verdes (qué frase tan Corín Tellado).

Atentamente

La Gerencia



miércoles, septiembre 17, 2003

Adolescencia

Hace días leía en el periódico un reportaje sobre la depresión en adolescentes. Decía el diario que los muchachos de hoy sufren de presiones, complejos y demás hierbas, que los empujan a albergar sentimientos derrotistas e, incluso, suicidas. Carajo, !descubrieron el agua tibia!

Citaban el caso de una muchacha que reportaba sentimientos de aislamiento y soledad, y que solía preguntarse: si muriera mañana, ¿quién iría a mi velorio?

Ja. Yo misma sentí cosas como esa alguna vez, de hecho, la misma pregunta oscura pasó por mi confundida cabecita en cierto momento de mi vida.

O sea, no hablamos de los adolescentes de hoy, hablamos de los adolescentes. Punto.

La anorexia, por ejemplo, es una mal que parece nuevo, pero no lo es. Lo nuevo es que ahora tiene nombre, pero desde hace aaaaaños los jóvenes se han sentido atormentados por las presiones del medio en el que se desenvuelven, y han ayunado, vomitado y castigado su cuerpo.

Caramba, y es que todo el mundo espera (y exige) muchas cosas de ti justo en el momento en el que apenas te estás definiendo como persona. Uno busca su espacio y su propia cara. Uno trata de entender quién es y cómo encaja en el mundo. Y justo en ese instante vienen a pedirte que seas lindo, flaco, saludable, buen estudiante, alegre, simpático, apegado a la familia, que socialices bien, que ayudes en casa... demasiado.

Y eso sin contar que se te alborotan las hormonas y tus padres, que todavía te ven como un infante, quieren negarlo. No quieren pensar que quieres explorar tu sexualidad, que empiezas a besarte, y a buscar "horizontalizarte" de ser posible. Y esa no es la opción más inteligente. Les guste o no, uno explora, y reprimir esas conductas sólo las exacerba.

En fin, la buena noticia es que, a pesar de todo, la adolescencia pasa. Y aunque uno no lo crea posible, se supera (Claro, que después de esa etapa vienen otras igualmente exigentes, pero eso es harina de otro costal).

Mi punto es (y no es que deba existir moraleja) que la vida siempre ha sido así, y por renombrar las cosas no las estamos creando. Es terrible que un periódico publique cosas como esta como si se tratara de un descubrimiento asombroso. Es como borrar toda la experiencia adquirida por generaciones, y empezar de cero. Eso confunde a los padres y los hace olvidar lo que saben, los hace olvidar que fueron adolescentes también y los hace olvidar que sus hijos son seres reales y no ratas de laboratorio.


Hay cosas en las que no no encuentro ni un rastro de lógica.

Los afectos al gobierno usan la violencia como weapon of choice, y no dudo que pudieran utilizar (si quisieran) armas más potentes, como el raciocinio. Hay algunos chavistas (¿por qué negarlo?) que son inteligentes, pero en conflictos políticos la gente pierde la sensatez y prefiere caminos rápidos como el de las armas.

Unos manifestantes oficialistas asaltaban una dependencia gubernamental que está encabezada por un opositor. La policía tuvo que intervenir. Uno de los policías, 22 años para más señas, resultó gravemente herido. Resulta que un explosivo lleno de clavos y otras piezas metálicas, hizo bum! en sus genitales. Perdió el testículo derecho, y le tuvieron que reconstruir el testículo izquierdo y el pene.

No tengo ese equipo genital y de sólo pensarlo, me duele. Pero más me duele saber que un muchacho de 22 años haya perdido un testículo, probablemente la fertilidad y quien sabe si su vida sexual. Me duele que una persona sea capaz de atentar contra la vida de otra sólo porque son de partidos políticos distintos.

Siento que el problema de este país, como siempre he dicho, es falta de educación. Claro, y esa no es sino una consecuencia de la crisis económica. Y es que, cuando papá y mamá pasan todo el día fuera de casa, trabajando para ganarse la vida, los hijos se quedan solos y sin guía... y ya sabemos que hay pocas cosas más peligrosas que un joven ocioso.

Porque la educación que realmente nos hace falta es la que forma, la casera. En el colegio me enseñaron muchas cosas, en la universidad muchas más, pero lo que realmente vale me lo enseñaron en mi casa.

En tu casa te enseñan a ser honesto, aseado, bueno. En tu casa te enseñan a respetar. En tucasa te enseñan el valor de la vida. En tu casa, en tu hogar.

Cuando me acuerdo del policía herido, no puedo evitar pensar en el tipo de hogar que habrá tenido su agresor... y me da lástima. Me da lástima por el policía, por el agresor y por el país.

Así que, amigos míos, vamos a hacer las cosas bien: si no podemos darles amor, guía, valores, y todas las cosas que son "fundamentales" para levantar a un ser humano sano... NO TENGAMOS HIJOS.

Las esterilizaciones no son tan caras y resultan bastante seguras. También están los métodos anticonceptivos. Pero la cosa es que, si vamos a lanzar personitas al mundo, les debemos (al menos) algo de humanidad.


martes, septiembre 16, 2003

Coqueta

A veces pienso que no vale la pena ser coqueta, que eso da mucho trabajo y que, sinceramente, la gente no se da cuenta de esas cosas.

Pero hay pocas cosas como arreglarse para uno. Tener esos reflejos de coquetería que cambian la cara, desde maquillarse hasta ponerse la ropa más divina que uno encuentre en el closet, son cosas que pueden levantar el ánimo.

Quizá por eso hoy soy más coqueta de lo que nunca antes fui. Antes pensaba que era injusto vestirse para otros, peinarse para otros y hasta mantener la figura para que fueran otros los que, al verte, empezaran su contemplación, su crítica y su juicio. Sobre todo porque la gente es duro, cruel y hasta malagradecida. Odiaba eso de sentirme en un concurso, pendiente todo el tiempo del maquillaje, y de la ropa, esperando a ser alabada por alguien como premio a mi esfuerzo.

Así pues, mi prioridad era estar cómoda, si acaso feliz con los colores que vestía, pero nunca coqueta.

Pero desde hace un tiempo he descubierto el hermoso placer de la coquetería para mí. Me encanta cuando, después de un rato frente al espejo, con esponjas y pinceles, logro verme bonita para mí. Y eso me hace feliz. Al final no sé si estoy feliz por verme bonita o si me veo bonita porque estoy feliz, pero no me importa.



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