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sábado, mayo 17, 2003

Comentarios en los blogs

Hace días leí que los comentarios en muchos blogs estaban escaseando. Me preguntaba si sólo me pasaba a mí, pero después me di cuenta de que era algo generalizado. Ya la crisis pasó y todos estamos más animaditos dejando nuestras palabras en muchos de nuestros weblogs favoritos.

Pero eso me hizo pensar: ¿es importante el asunto de los comentarios? Aunque hay gente que lo niega, yo creo que sí lo es. Es ingenuo pensar que llevar una bitácora es una actividad solitaria e introspectiva, que lo único importante es lo que uno escriba, o que uno es superficial por desear que te dejen comentarios. Hasta los blogueros que afirman esto han puesto en sus bitácoras la opción de comentar sus posts. Si de verdad todo este asunto fuera tan onanista, uno llevaría una bitácora privada (y no una de acceso público) o un diario en papel.

Parte del atractivo de los weblogs es que hacen posible que el ciclo de la comunicación se mantenga en movimiento, pues no son páginas "vitrinas" donde simplemente expones o transmites información, sin posibilidad de feedback. Da gusto saber que alguno de tus pensamientos ha impactado en alguien, ya sea para bien o para mal. Ya no veo esto del Internet como "comunicación virtual" en cuanto a que pueda ser una comunicación de mentira. Ahora lo veo, simplemente, como "comunicación digital".

Reconozco que visito muchos blogs en los que no dejo ni un "hola", pero es que a veces no tengo nada que decir y me siento tonta forzando un contacto. Y no digo que no me interesen, es sólo que a veces estoy muy de acuerdo, o me he quedado sin palabras, o me da risa, o lo asumo como algo muy personal, o no entiendo el post (hay que reconocer que a veces pasa) o, sencillamente, no me inspira nada.

A mí me encanta que ustedes comenten cosas, ya sea para regañarme o para decirme algo bonito o para lo que sea. Muchos comentarios me hacen reflexionar, otros me enseñan cosas, otros me hacen reír y ruborizarme, y hasta ahora ninguno me ha dado rabia. Lo cierto es que, con sus palabras me hacen crecer. Eso es maravilloso.

¿Por qué negarlo entonces? Me gustan los comentarios, y les doy gracias a cada uno de los que han pasado por aquí dejándolos. En serio. Chuick, un beso...


viernes, mayo 16, 2003

...foros, encuentros y Afrael

Muchachones veneblogueros: El bueno de Afrael ya puso a funcionar el foro de Veneblogs. ¿Qué hacen que no se han registrado en él? Por Dios, vayan ya y pónganse a postear, que es un punto de encuentro ideal.

Lo otro que tengo en mente es el asunto del dominio: ¿será que nos aprovecharemos de Afrael forever? Necesitamos alojar el directorio en otra parte y no seguir consumiendo todos los recursos de Afrael, pues suficiente con el trabajo y tiempo que le ha dedicado al proyecto. Lo que veo difícil es la cosa de pagar el dominio, pues mientras Cadivi siga encaletándose los dólares sólo podremos pagar con chapitas de refresco.

(Afrael: si estás leyendo, deja de hacerlo en este punto, pues el resto del post no debes conocerlo)

Y sí, lo último es que quiero proponer un gran homenaje a Afrael por todo el empeño y buen trabajo realizado. Si alguien puede organizar aunque sea el envío de una postal comunal para agradecerle, me encantaría unirme a la iniciativa, lo que pasa es que entre mi desconocimiento y falta de creatividad digital... Propongan pues...



Aprovechando que estoy como un carro robado (directo) debido a un trasnocho espectacular, me he puesto a pensar en varias cosas:

1. Este fin de semana tengo que hacer el bendito pavo al horno. Ya los muchachos me han mandado uns recetas que me encantan y no tengo excusa para no hacerlo. (¡Gracias al Vene y a Caro, me llenan de mimos!)

2. El messenger, para mí, es como el celular: un medio de comunicación que no aprovecho bien. El celu nunca tiene pilas o se pierde entre mis carteras, y el messenger no me hace caso o me esconde las ventanitas y no me doy cuenta cuando la gente me escribe (por lo cual quedo como una loca maleducada). A los sonidos nunca les hago caso porque a veces suena y no hay nadie y a veces no suena y se conecta alguien.

3. La vida es una tómbola.

4. No importa lo que pase, ni cuán bajo caigamos, siempre habrá un motivo para sonreír y fuerza para levantarse.

5. De todas las veces que las nubes tendrían la oportunidad de cubrir el cielo (por ejemplo, para esconder un sol caliente o para tapar una fea luna) anoche fue la peor de todas. Me perdí lo más interesante del eclipse y sólo deseaba que viniera una bocota grandota y las soplara de una buena vez. No importa, según oí el 8 de noviembre habrá otro eclipse.

6. Debo poner un papel grandote en la cocina que me recuerde que soy intolerante a la lactosa y que, por más que quiera, NO DEBO TOMAR CAFE CON LECHE. El lunes me tomé uno y todavía tengo el estómago malito.

Aclaratoria: el "directo" se refiere a que no he dormido desde ayer, no a que estoy visitando mucho el baño. Lo digo para evitar relaciones erróneas entre la palabrita y el trastorno estomacal antes citado...


jueves, mayo 15, 2003

Recetas de cocina

Querid@s visitantes: se les solicita, con carácter de capricho, el envío de recetas sencillas para la preparación de pavo. Me han dado unas ganas horribles de comprar uno y meterlo al horno, que ni les cuento. Eso sí: les adelanto que no me gustan los rellenos de hígado ni vísceras de ninguna clase. Si es posible evitar el asunto del relleno, tanto mejor (a menos que realmente sea suavecito, que no mate el sabor del pavo). Gracias por su colaboración.


Eclipse, fin de mundo

¿No será que estábamos tristes porque la luna anda en malos pasos? ¿No será por eso que casi no había comentarios en algunos blogs? ¿No será por eso que m cortaron el gas? (no, eso fue porque no recibimos las facturas nunca, ejem, y obviamente no pagamos).

¡Qué maravilla esto de ver cómo mas cosas van agarrando su cauce! Ya no estoy triste, ayer me pagaron y fui a una fiestecita muy chévere, me he cortado el pelo y pintado las uñas y ¡hasta tengo gas de nuevo!

Esta noche hay eclipse de luna, habrá que verlo, aunque no importa dónde me pare yo, siempre hay un obstáculo (nubes, la zona no es buena, árboles, etc.) y casi siempre me pierdo esas cosas. Lo que sí espero es que no sea el final del mundo sino el final de esta etapa triste y, a partir de mañana, todos podamos sonreír mucho. Todo el tiempo.


miércoles, mayo 14, 2003

¿Leer sirve para?

Estas pregunticas retóricas reaprecen de vez en cuando en la vida de todo el mundo. Hoy me tocó a mí. Me pregunto: ¿debe servir la literatura para algo? Y quizá lo hago porque he estado pensando mucho en el asunto de los géneros menores, de la literatura de segunda, la autoayuda, el folletín, los géneros nacidos de Internet...esos no son refrendados por la cultura dominante y, para muchos, es un pecado que encuentren lectores.

¿Importa si todo el que escribe no es un Cervantes? A lo mejor no es ortodoxo, ni cumple con los cánones estéticos dominantes, pero los lectores se ganan a pulso. Peores son los escritores que copian unaf órmula, sin aportar nada (ni en forma ni en contenido) y se amparan en los críticos para encontrar quien los lea, ¿o no?

Yo creo, de verdad, que la utilidad de las artes (y no sólo me refiero a la literatura) es inmensa. Sirven para expresar cuestiones propias de la naturaleza humana, de manera tal que si en algún momento alguien se identifica con una obra y se conmueve con ella, se entabla una relación entre el artista y el espectador. Entonces, si esa relación se establece, señores, hay una misión cumplida.

El arte me ayuda a ser más humana. ¿Qué mejor función que esa? Si un libro o escrito me estremece, me hace reír, me entreteine, me enamora, me hace llorar o me espanta, es maravilloso. Y no me vengan con el cuento de Cervantes de nuevo, que muchos escritores no fueron considerados grandes vainas en su tiempo y terminaron recibiendo reconocimiento póstumo.

Así pues que considero que hay que leer, lo que nos haga felices, lo que nos llene, sin ponerse a pensar que la autoayuda es basura o que el Internet no da nada bueno. Pura paja eso de los géneros mayores, la literatua debe servir para hacer mejor la vida, y si eso ocurre a través de un e-mail o de un libro con nombre chistoso, pues bienvenido sea.


martes, mayo 13, 2003

Títulos

Hay libros que nunca he leído pero cuyos títulos me fascinan. Por ejemplo:

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Cuentos del reino secreto
Cuando se me pase la muerte
El archivo de los viudos negros
Cal y Canto

Antes yo coleccionaba títulos. Cada frase "tituleable" era almacenada con tierno afán de convertirla en cuento un día. Ahora no. He perdido muchos títulos que hubieran servido para los cuentos que escribo, y es lamentable porque estoy usando títulos muy planos. Decía Bryce Echenique que "donde hay título, hay sentimiento", pero no puedo abandonarme a esa idea porque sería asumir que escribo con menos corazón que antes.

De todas formas, me gustan muchos títulos de libros que ni siquiera he leído, como cuando te hablan de una persona y de sólo oír su nombre ya la quieres.


Te extraño, como se extraña...

Y por ahí va la canción. Pero no extraño a un amor. Hoy extraño mi lonchera. Mi cajita de almuerzo nunca fue para guardar el almuerzo porque yo estudiaba en la mañana y salía al mediodía, así que nunca almorcé en la escuela.

Mi lonchera era amarilla, tenía una muñequita con un vestido todo rococó y una sombrillita, el pelo era castaño y yo, secretamente, me quería parecer a ella. Nunca quise parecerme a una Barbie, sólo a la niña de mi lonchera.

Pocas veces me ponían Pepito, más bien me ponían comida de verdad: sandwichs, empanadas, arepitas dulces, bollitos... Mi madre siempre fue una gourmet del desayuno infantil. Me daban dinero para comprar la bebida, que casi siempre era Rikomalt o cualquier otra cosa con chocolate.

Un día tuve una falda nueva, con un bolsillito interno donde cabía una moneda. ¿A qué no adivinan quién puso la monedita de la merienda dentro de su bolsillito? Exacto, yo misma. Cuando llegó la hora de comprar la merienda en la cantina me di cuenta que no había llevado mi lonchera, pero me quedé tranquila pensando que tenía una moneda de 2 bolívares (toda una fortuna para la época) y que podía comprarme media cantina si quería. Claro, que como nunca antes había tenido bolsillito en la falda, no me acordé dónde estaba la moneda, lloré porque no tenía con qué alimentarme, la maestra hizo una recolecta y ese día tuve el mejor desayuno de toda mi vida.

A la hora de la salida me acordé del bolsillito y saqué mi moneda para comprarme un rico helado Alcázar. Menos mal que estaba en 2do grado y nadie notó el fraude (me tuvieron que pagar el desayuno y a la salida pude comprarme un helado, ¡qué embaucadora!).

A pesar de ese día, excepcionalme en mi vida, los mejores desayunos los guardó siempre mi lonchera. La extraño...


Jeje, me río de janeiro

Sí, sé que es una canción "gallísima" pero a veces hay que reírse como tonto y tratar de ser feliz. Mi clase de anoche fue muy divertida, sobre todo por el vino y las papitas fritas. Llegué a casa y Luis me tenía pizza y Coca Cola Light. Todo un mundo de diversión para que no me pusiera triste por anticipado. Claro, y es que este martes 13, como ya conté, no es un buen día para mí.

Pero contra todo pronóstico, hoy ha sido imposible ponerse triste. Esta mañana el perro vomitó, me quedé dormida y no le hice almuerzo a Luis, seguí dormida, empezó a dolerme la espalda y decidí pararme, me cortaron el gas y ahora empieza a hacer una calor de locos que no puedo quitarme de encima porque odio bañarme con agua fría (claro, si tienes calentador de gas pero no gas estás frita, ¿no?)

Así pues, destino cruel, te tengo una noticia: no me importa. Es más, ME VOY A REIR DE TODO. Y no digo que no se puedan poner más terribles las cosas, pero es que el clima es tan patético que ya perdí la capacidad de asombro con esto de mi mala suerte pasajera, así que si me lanzas otra bola baja no me extrañará y, aunque no la batee, me voy a reír.


lunes, mayo 12, 2003

Días tristes

Hay momentos donde el cosmos viene y le alborota la vida a mucha gente, así, de golpe y al mismo tiempo. Creo que esos sacudones cósmicos siempre son buenos, pero mientras se atraviesasn uno anda como asustado, pensando que posiblemente la vida se quede así.

Afrael de capa caída cumplió años, y yo no supe qué decirle porque a mí siempre se me zaperoquean los cumpleaños (la vida se me enreda y casi nunca lo paso con los seres queridos). Sólo pude mandarle un gran beso de cumpleañero. Venethinker sufre la partida de su abuelito, y tampoco supe qué decirle, así que le mandé un abrazo. Yo me puse muy triste anoche y no supe qué decirme, así que me acosté a dormir mientras lloraba.

Un día como mañana, hace 8 años, murió mi hermana. Era hermosa, alegre y estaba a una semana de cumplir 27 años. A veces las muertes de los seres queridos duelen más a medida que pasa el tiempo, cuando uno empieza a temer que se le olviden los gestos, olores y sonidos de esa persona. Y aunque a ella no la olvido, no niego que su voz ya no está grabada en mi mente como hace años atrás. A veces el temor de olvidarla me asalta inconscientemente y me hace llorar. Anoche que estaba yo tan cansada me pasó eso.

Pero bueno, son huracancitos cósmicos y pronto todo pasará. Después de esta micro tormenta del destino vendrá la calma. Y vendrá contenta.Hay días tristes donde uno está muy sensible. Todo lo percibes como algo dañino. Las cosas malas sólo te pasan a ti. La vida se hace apretada. Todo te duele más. La vida te ofende. Todo te importa más. Y aunque no se te nota por fuera, por dentro estás al borde del llanto. Y nos pasa por igual a hombres y mujeres. Pero al final pasan y sólo dejan a su paso una sonrisa leve.


domingo, mayo 11, 2003



El Nuevo Cojo Ilustrado



Leer es un placer. Y como la red da para todo, hay sitios donde ese placer es la clave. Por ejemplo, El Nuevo Cojo Ilustrado.

Es una iniciativa excelente. Hay ensayos, ficción, reseñas, en fin, muchas cosas interesantes (o, para ser más exactos, "de todo como en botica"). Leyendo lo que impusló a esta gente a lanzar esta publicación, en su Editorial 1 pude leer:

"Estamos editando El Cojo Ilustrado porque estamos hartos de ver como nuestro país es uno de los más incultos del mundo y nadie hace nada. Donde la gloria de la nación depende de las buenas curvas de una criolla y desde hace un par de años, de la curvas de un pseudo macho también. Donde cada día los niños van a la escuela a pasear, y la cultura y la farándula son publicadas en los periódicos en la misma página. Donde, de hecho, la gente piensa que son sinónimos o inclusive afines. Donde esto sucede ante la mirada justiciera de la sociedad mínima que antes que proponer una solución prefiere seguir criticando mientras se oculta tras la ilusión de felicidad que ellos mismos han levantado, para ver sino viendo lo que sucede esta situación se arregla por si sola o simplemente se desvanece".

Sin palabras. Por cierto, solicitan colaboradores, así que si se animan visiten la página o escríbanles (la dirección está en su site).




Qué pena con ese señor...

Acabo de leer un artículo excelente en un nuevo site (del que les hablaré luego). La cosa es que era muy laaargo y me dio mucho fastidio leerlo completo, así que, al igual que hago con los libros, me fui hasta el final para leer las conclusiones.

Con los libros me pasa algo simpático: como ya se trata del último párrafo y yo me he perdido todos los anteriores, nunca sé de qué están hablando, pero si me gusta cómo termina (ya sea por cómo suena, o por algún suceso impresionante, etc.) regreso al principio y, disciplinadamente, leo el libro. CLaro está, que por más que no sepa de quiénes o de qué están hablando, si la cosa termina tipo "y vivieron felices para siempre", ni soñar con leerlo.

Pero con los artículos es más fácil. Como hablan de un tema uno más o menos sabe por dónde puede ir la cosa y si, por casualidad, me gusta mucho o me disgusta mucho la conclusión, me siento en la obligación de leer los argumentos que nos llevaron hasta ese punto.

Pues bien, resulta que cada párrafo me iba gustando más, pero dado mi desorden fui leyendo uno a uno de sus párrafos, pero de abajo hacia arriba. O sea, jamás me devolví al inicio y del final llegué al principio, muerta de la risa.

Qué pena con ese señor, que seguro se tomó el tiempo para ordenar sus ideas y fui yo a revolverlas al leerlas...


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