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sábado, abril 05, 2003

Como en el cine italiano

Ayer me ocurrieron cosas extrañas. La primera fue descubrir, con horror, que casi el 50% de las tiendas de Plaza Las Américas están cerradas, por cerrar o a punto de mudarse. El lado bueno es que hacen descuentos atractivos. El lado malo es que demuestra lo mal que está el país.

Otra cosa extraña fue ver cómo a las 8 pm ya todos los establecimientos estaban cerrados, a pesar de que el horario habitual los llevaba hasta las 9 pm, tiempo que a veces se extendía. Otra mala noticia pues sigue demostrando la mala situación de la economía venezolana.

Pero después, apenas pusieron los candados a las tiendas, empezó a escucharse una prueba de sonido. Pensé que sería un grupo de techno-merengue de esos que ponen los viernes para que la gente se entusiasme y consuma mucha cerveza. Después me dije que, a lo mejor, eran rockeros que apenas empezaban, como todos los chicos de El Cafetal, de verdad en esa urbanización hay mucho rockero suelto. Pero no. Era un grupo de jazz. Con violinista y todo. Smocking negro y demás. Y tocaron muchas canciones muy buenas. El violinista era un chico muy joven que tocaba sin ninguna dificultad, de hecho, tocaba como quien atiende el teléfono y ve tv al mismo tiempo, sonriendo a la audiencia, saludando a lo lejos, viendo a los lados. Espectacular. Y además tocaba muy bien. El bajista era un negrito precioso que no paraba de iluminar con su sonrisa, además de seguir el ritmo con los pies de una manera tan graciosa que parecía bailar sentado. Eran un sueño. Lo raro es que tocaban cuando la gente ya estaba de salida porque las tiendas estaban cerradas. Si hubiesen estado abiertas me hubiese gustado estar con alguien especial y vivir una escena peculiar, como en el cine italiano, con esa maravillosa música de fondo. Me hubiese gustado ser Norma Aleandro vestida de invierno, conversando con Federico Lupi acerca de la vida. Eso sí, con buenos diálogos y mucho humor. Pero naaaahhh, me paré en la baranda del piso superior, al lado de una amiga, y los escuché un rato, los aplaudí sin cesar y me quedé esperando que algo pasara.


El buen gusto pasó de moda

Remaches en la ropa, tejidos gruesos, cuero repujado, sandalias blancas, zapatillas con la bandera de Inglaterra, flores de mostacilla sobre carteras de paja, medallones de plástico, mucha ropa masculina rosada, corbatas cortas, pantalones a la cadera que aprietan el "cauchito" de las quinceañeras, ...¿Qué está pasando?

¿Sabían que dar las gracias da cáncer? Pues parece. Ayer 5 personas (CINCO) me hicieron la misma pregunta en el cine (¿esta es la fila para la película X?) y ninguna (NINGUNA) me dio las gracias cuando se lo contesté. ¿Será que yo parecía empleada del cine? Ahhh, pero igual no es excusa, a los empleados también se les puede agradecer.

Creo que una señora fue al cine con un amigo ciego, porque no paraba de leer los subtítulos EN VOZ ALTA. ¿Por qué? Digo, todos podíamos leerlos, pero esta mujer los repetía y hacía que perdiéramos el hilo (los leía con retraso, además). La única explicación que me calmó fue la del amigo ciego que, auqnue un poco extraña, me impedía pararme y decirle (como a un niño de primer grado) que los subtítulos se descifran "con lectura silenciosa" (o sea, en tu cabeza, ¡mensa!).

Descubrí también que cuando uno es cliente de un sitio (léase de comida, ropa, equipos, etc.) los empleados te hacen el favor de atenderte, no se piense nunca que es su deber, no, ellos lo hacen si tienen tiempo y en sus términos, sin sonrisas, ni cortesía alguna, después de todo tú sólo has pagado por un servicio o producto.

¿Me equivoco o el buen gusto pasó de moda?


viernes, abril 04, 2003

Timing

Cuando niña odiaba la frase: “hay un tiempo para todo”. Sentía que era la excusa de los padres para frenarlo a uno:

No te puedes maquillar, eres una niña, hay un tiempo para todo. No debes manejar a esta edad, hay un tiempo para todo. No te voy a dejar salir a una fiesta taaan tarde, hay un tiempo para todo. No puedes usar el vestido de gala para desayunar, hay un tiempo para todo.

Y sí, parece que hay un tiempo para todo. Lo que pasa es que no coincide con el tiempo de los demás. Por ejemplo: me casé a los 25 y fue un escándalo porque me casé joven, pero a mis amigas solteras de más edad les dicen que ya va siendo tiempo de casarse. No tengo hijos y no pienso tenerlos en un tiempo, pero no pasa un día sin que alguien me pregunte para cuándo encargo. Si hubiese salido embarazada estarían diciendo que soy una inconsciente, que soy muy joven o que el país no está para eso. Me gusta limpiar mi casa en las noches, pero basta que mi madre venga para que a las 6 am haya que ponerse a barrer, “si limpias temprano te rinde el día”.

La verdad es amarga, pero los tiempos son relativos a las personas. Jódanse. Tendré hijos cuando quiera. Mis amigas se casarán cuando encuentren el amor de sus vidas o, ultimadamente, cuando les dé la gana. Y sí, mamá, limpio de noche porque me gusta dormir en la mañana, y mientras yo sea la que limpie seguirá siendo así.


Baja autoestima

Una chica que conozco (linda, por cierto), tenía un buen empleo, dinero, posibilidades de viajar, estudios, o sea, muchos de los ingredientes que hacen falta para ser feliz. Terminó siendo novia de un tipo que le decía: “Eres horrible, pareces una cachifa”. Y no hablo de un moco, sino de una catira muy guapa y que siempre consigue lo que se propone. Ella estuvo de novia con ese engendro durante más de 1 año. Yo no soportaría que NADIE me dijera que parezco una sirvienta fea, y menos si esa persona dice amarme.

Otra chica de las mismas características (y hasta mejores, pues encima es inteligente) estuvo viviendo con su novio castigador, que además de engañarla con otras mujeres, tratarla mal y descalificarla constantemente, la botaba de casa cada vez que se peleaban porque vivían en el apartamento de él (aunque ella pagaba la comida y los servicios).

¿Cuál es la epidemia de baja autoestima que azota al mundo? ¿Por qué la gente se aguanta maltratos de los demás? Oye, hay problemas más reales como la falta de trabajo, o de dinero (que casi es lo mismo), o de salud…¿a qué viene eso de inventarse problemas?

Yo creo que no hay que caerse a cuentos: uno se conoce mejor que nadie y por eso debe tratar de ser feliz con lo que se tiene. ¿No eres perfecto? Nadie lo es, pero no hay por qué concentrarse en las imperfecciones para condenarse a la infelicidad… o sea: o arreglas tus defectos o te haces el sueco y los pasas por debajo de la mesa, pero es absurdo dejarse definir por lo negativo y proyectar esa imagen al mundo.

“¡Estoy aquí, mírenme, no valgo nada!” No es el mejor mensaje, ni la mejor manera de ser feliz. ¿O es que de verdad las personas disfrutan siendo miserables?



jueves, abril 03, 2003

Cosas de gente grande

Pocas veces me da por escribir sobre este tipo de asuntos, pero creo que hoy amanecí de mal humor. Como ya no me chupo el dedo ni asisto al colegio, ahora resulta que soy adulta y, como adulta, tengo que leer el periódico, tener una posición política frente a lo que pasa en mi país, opinar sobre la guerra, ver noticieros, comer sano, ejercitar diariamente, meditar, practicar feng shui, y muchos éxitos más. Oh, yeah.

Mi verdadera pregunta es, ¿por qué? Digo, ¿y si no me apetece ver noticieros sino ver cartoons? ¿O si prefiero comerme una gran bolsa de Oreo en vez de un plato de Special K? ¿No soy adulta? ¿No tengo la libertad de decidir yo sola?

Me harta la gente que apenas encuentra excusa para hablarte en la calle empieza a indagar sobre tu postura política. Y no se conforman hasta que no les haces caso. Y no te perdonan que no asumas su misma posición. Y no quieren aceptar que existimos personas que pensamos que la corrupción no es sólo materia de Estado, sino de todos. Y te regañan cuando dices que el problema es que la gente se roba material de oficina para que sus hijos hagan la tarea, o no cruzan por el rayado, o no respetan los semáforos. Te dicen "comeflor" cuando dices que la solución a la que apuestas es "educación", mientras ellos dicen que la solución es que "alguien le de un tiro por la verruga al Presidente".

¿Y la guerra? ¿Qué hay con la guerra? ¿Soy una insensible si no toco el tema? ¿Qué pasa si no quiero discutirlo? ¿Qué pasa si no quiero ver CNN?

No es que me resista a crecer, pero creo que cada quien puede ser distinto. Yo, por ejemplo, no uso cartera sino bolso, a veces mochila. Zapatos de tacón no me pongo desde hace más de 6 meses. Y todavía pido Cajita Feliz cuando voy a McDonalds porque me gustan los muñequitos. Tengo derecho, ¿no?

Eso es lo único que reclamo: mi derecho a la individualidad.


miércoles, abril 02, 2003

Manual del chapeo

Hoy ha sido el día de reflexiones universitarias. La grata conversa con Soda y el marujeo con mi amiga Firu, todo vía messenger, me llevaron, una vez más, a pensar que lo más importante de la universidad es el papelito que te dan al final. Ni siquiera es un sello de calidad, ninguna universidad garantiza que hayas aprendido algo en ella (jeje, no son tontos), pero mal que bien un título es una herramienta útil.

Los policías, sean buenos o malos, tienen una placa que los convierte en autoridad, y es esa chapa la que les da valor. Extrañamente. Mi título es más o menos lo mismo y yo, ni corta ni perezosa, chapeo siempre que puedo: buscando trabajo, al presentarme con gente soberbia, para introducirme en una conversación, para que los demás valoren mi opinión...Es que a la gente le gusta que la chapeen. No sé por qué. Preferiría que valoraran mis opiniones por lo que son y no por mi título, pero bueno, así son ellos.

Hace dos años, cuando empecé en mi trabajo actual, di mi opinión en un proyecto y la gente se volteó preguntando: ¿tú viniste o te trajeron? Esa es la pregunta mental, pero lo que me dijeron fue: no creo que eso aplique, hay que conocer este negocio para opinar. Y yo, con el escorpión atravesado le dije: "Precisamente, nosotros los li-cen-cia-dos en blablablá ..." Después salpiqué un poco de veneno al indicar que la diseñadora que me había contestado mal "era técnico superior" o sea, dos años menos de preparación académica. Me di un poquito de asco en ese momento, pero desde ese día empezaron a respetarme.

Dios me libre de ser como fui ese día, fue una estrategia para ganar terreno, pero no soy así. La gente vale por lo que es, por su experiencia, por su capacidad, no por la chapa.


Seguimos en guerra

Parece que Blogger va a seguir saboteándome. Escribí una cosita laaarga y divertida y Blogger puff! la desapareció. ¿Dónde pone uno la denuncia?

-Sí, buenas, vengo a denunciar un hurto. Es que me robaron un post y no sé qué hacer, me siento violentada, nunca más podré tener uno igual...


Me gustan los blogs

He visto que cada quien hace con su blog lo que le da la gana. Eso me parece bien porque en cosas tan personales como esta debe existir autonomía. Me alegro cuando alguien cambia su diseño, a veces me emociona cuando a una persona cuyo blog visito (y a quien nunca he visto) le pasa algo maravilloso como obtener un ascenso o salir embarazada. Hay familias blogueras, hay un léxico especial, hay fiestas y dinámicas de las que "los nuevos" estamos excluídos. Hay de todo.

El caso es que eso me gusta.

Hay otros ámbitos donde también se forman círculos o "culturitas": la fauna nocturna, la gente linda del gimnasio, las roscas culturales. Quizá por antiguas, estas comunidades son más rígidas. Sus códigos están establecidos mucho antes de todo, de manera tácita se establece una "personalidad" standard.

Por ejemplo: yo soy escritora. Desde hace unos 14 años, más o menos. Sin libros publicados ni premios ganados, a lo mejor hasta medio malosa, pero soy escritora. Obviamente mi sueño es publicar o ser reconocida o tener un estilo inconfundible. Al menos ese era mi sueño. Creo que ya no. Últimamente he estado metida más de lleno en círculos culturales ligados a la escritura y me enterado de por qué no calzo: resulta que tengo que ser más intensa, más maliciosa, ponerle la zancadilla a los demás, convertirme en "crítica", leer los libros que todos leen, saber de filosofía, vestirme de niña de la India, fumar como loca, asistir a cocteles y ser amiga de la gente que está más enchufada. Qué fastidio. No puedo ser quien actualmente soy para ser una "escritora de verdad".

Con mi blog no es así. Soy exactamente como soy, a veces pendiente de que la gente me va a leer, a veces no. Y nadie lo reprocha. He descubierto blogs que me encantan, y los que no me gustan no los leo y ya, sin tener que sacar un manifiesto en contra de ellos. Puedo hacer comentarios que son bienvenidos, puedo ser mal vista por algunos y hasta amenazada de baneo, pero dentro de todo, hay una libertad saludable. Me encantan los blogs.


martes, abril 01, 2003

Onomatopeyas masculinas

Cuando era niña me molestaba mucho que los varones hicieran tanto ruido. Mis amiguitas y yo hablábamos, cantábamos, pero no hacíamos los efectos especiales que hacían ellos. Casi todos esos sonidos requerían cierta pericia, además de una considerable cantidad de saliva... y así volaban las navecitas, barquitos, había disparos...

Yo nunca estuve interesada en aprender, pero ahora creo que era más que todo, porque no podía... esta noche he estado practicando, me salen muy pocos sonidos, pero ya puedo hacer sssscchhuuuffff para sonorizar algunas páginas web que no tienen sonido, aunque sigo pensando que si fuera hombre lo haría mejor.


Friends

Siento que escasean los amigos. No sé si sólo serán los míos, pero veo que hay poquitos. Y me refiero a amigos de verdad. Uno nunca se prepara para estas cosas (qué frase tan fatalista). La vida da muchas vueltas y algunos se caen por efecto de centrífuga, es raro.

En mi colegio, por ejemplo, había chicas que eran amigas desde niñitas y se han jurado serlo hasta la muerte. Me parece cool, pero para mí es insostenible. Con muy poca gente puedo seguir tanto tiempo. Es que uno va cambiando: desde la forma de pensar, la forma de vestir, la forma del cuerpo... Incluso la carrera que estudias te cambia, te troquela (lo quieras o no) la mente, ves las cosas de otra forma.

He ido a reuniones de gente que se conoce desde la infancia y veo, con extrañeza, cómo muchos basan su amistad en recuerdos: "¿Te acuerdas la vez que se te bajó el "trajebaño" en la piscina? ¿Y cuando nos robamos el examen de biología?" La primera vez fue lindo, pero cuando echaron el cuento en una quinta reunión pensé ¿qué tanto puede haber cambiado esa historia desde la última vez que la contaron?

Mi generación universitaria emigró casi por completo a España. Allá se mantienen juntos, han hecho un gran círculo de amigos y eso me parece bien pues comparten costumbres y no se sienten tan solos. Los que quedamos aquí no somos muchos y, además, no somos amigos. Es raro.

Mi mejor amiga ha decidido emigrar también, parece que a EEUU. No la culpo, pero me duele. La mejor amiga de mi esposo se fue a Madrid hace 1 año y la recordamos mucho, pero juro que lloré cuando supe que estaba embarazada y que no podría verle la panzita o conocer a su bebé sino en fotos. Es un dolor que late todo el tiempo.

Pero creo que todo esto es normal. Por ejemplo, mi hermana ya casi no habla con sus amigas de bachillerato, de la universidad sólo le queda 1 amiga (a la que casi no ve) y el resto son colegas... y sus amigos sólo son padres como ella, se conocen en el colegio de los chamos. Uno va cambiando de actividades e intereses y ahí también cambian los amigos. Hay gente que ya no me frecuenta porque me casé, hay gente a la que no frecuento porque estudian carreras raras y aburridas... Es que cuando uno crece se pone más exigente y después se queja de que no tiene nuevos amigos. ¿Por qué seré tan ociosa de escribir estas cosas?


Fashion blog emergency

Si han visitado antes esta bitácora, habrpan notado que cambió de imagen. ¿La razón? Los hormonales desvaríos de Blogger asignaron el más horrible de los templates a mi bloguito, todas las personalizaciones se fueron a la porra y bueno, en férrea lucha logré dominarlo esta tarde, asignando una imagen distinta y a mi gusto (mentira: es la única que me dejó poner).

Cero rollo, algún día pondré mi propio diseño... ya verán...


Zoo en casa

Tengo un nuevo zoológico: el balcón de mi casa. Tanto perro como gata están allí, encerrados, viéndome a través de la puerta de vidrio, castigados por ladrones. Mi esposo dijo que habría que dejarlos ahí como 3 días... veremos cuánto aguanta comportándose como castigador, él es un dulce...

El resumen es más o menos así: saqué una bandeja de pollo del refri para que se descongelara, al rato la fui a buscar y no la encontré, asumí que no la había sacado, me fui a mi habitación y encontré media pechuga sobre mi cama y a los animalitos dormidos con la panza llena.

Me pregunto si será legal hacer eso con los niños. Cada vez que pienso en tener uno revivo momentos como este con los animales y no sé qué pensar...


Blogger está jugando con mis nervios. Si aparece un template de arañas o gatitos rosados, les juro que no lo puse yo!!!


¿Alguien de Caracas por aquí?

Imagino que habrá alguna manera de hacer una encuesta por este medio, pero como sé tan poquito de estas cosas, lo preguntaré informalmente: ¿alguien puede ayudarme? La cuestión es simple: dentro de un mes es mi aniversario de bodas, así que:

1. Si alguien me puede recomendar un sitio en Caracas para comer rico, sería genial.

2. ¿Qué le regalo? O sea, yo sé sus gustos, es cierto, pero no quiero ser la típica esposita que regala camisas y corbatas, o interiores de algodón... Además, tengo que hacer 2 regalos pues su cumpleaños es el día siguiente. ¿A alguien se le ocurre algo?


lunes, marzo 31, 2003

Disculpen el abuso, pero este cuento lo escribí hoy para mi taller literario y, aunque no está corregido aún, quise compartirlo:

La inmovilidad de la mariposa

Marisa contemplaba con estupor la perfección de aquella mariposa. Estaba posada en la ramita de un arbusto, en el jardín de la universidad, donde Marisa solía tomar sus descansos.

Las alas traslúcidas parecían vitrales diminutos, sublimes, encantadores. Marisa estaba fascinada. Se decía que esa inmovilidad absoluta era muestra del total poderío que la naturaleza tenía sobre sí misma. Por más que se lo propusiera, ella jamás sería capaz de permanecer quieta tanto tiempo, sin mostrar señales de cansancio o aburrimiento. Su fuerza de voluntad era ínfima.

Pensó en tocarla para robarle la inmovilidad o, al menos, la determinación de permanecer inmóvil. Era un pensamiento absurdo porque nada hacía suponer que fuese posible la transferencia del temple, pero aun así, Marisa extendió la mano con la delicadeza de quien realiza un ritual. Justo antes de tocarla sintió miedo.

Prefirió acomodarse, asumiendo una postura más ceremonial. Sentada en posición de loto, acercó un dedo al ala más próxima, la tocó cerrando los ojos y justo en ese momento, la mariposa alzó vuelo. Marisa trató de alejarse, pero estaba inmóvil. Mientras la mariposa dio un último recorrido revoloteando alrededor de su cuerpo detenido, Marisa quiso llorar pero las lágrimas tampoco podían moverse.

Pedro llevaba rato buscando a Marisa. Habían acordado encontrarse en la cafetería, pero ella no apareció. Él no entendía qué había pasado, pues Marisa jamás faltaba a una cita.

La buscó en los salones y baños, preguntó a los amigos y, al no hallarla, decidió buscarla en el jardín, en aquel lugar secreto donde Marisa se retiraba a descansar. Allí la vio, quieta y hermosa, meditando en posición de loto. La veía como dormida, metida en su propio mundo, cósmica y concentrada. Quiso darle un susto, pero le pareció grosero romper el cuadro tan bruscamente. Prefirió tocarla suavemente en el hombro, arrodillándose junto a ella.

Apenas sintió el roce, Marisa salió del encanto. Se sentía libre y ágil, por lo que no pudo hacer otra cosa que saltar de alegría. A la primera vuelta vio a Pedro de rodillas en la grama, con el brazo extendido y la mirada perdida. Marisa lloró, pero se alejó sin tocarlo.




La albahaca y la vejez

Quiero confesar que cada día que pasa me siento más vieja. Para algunas cosas es muy bueno, pero otras me hacen sentir rara. Ayer, por ejemplo, mientras hacía las compras para la casa, un señor se me acercó en la sección vegetales y me preguntó cuál de las ramas que tenía en la mano era albahaca...¡y se lo pude responder! Además le pregunté para qué la quería y le recomendé cilantro (este de la izquierda) para la sopa.

¿Y hoy? ¿Saben qué hice hoy? DECLARÉ EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA. ¿Qué me está pasando?


Ok, quisiera dormir, y sin embargo estoy aquí, contándoles mis intrascendencias cotidianas. Pero no se vaya a pensar que es puro exhibicionismo: en casos como este es terapia, catarsis, exorcismo.

Llevo un año viviendo en esta casa. Poco menos de eso llevan mis vecinos de arriba, instalados en su hogar. Nunca he podido ver al grupo familiar entero, pero supongo que son muchos. Por lo menos, padre, madre, niña y unos cuanto etcéteras. Ojalá uno conociera más a sus vecinos. Y no lo digo por tener una vibrante vida social, sino para tener, aun imaginariamente, la posibilidad de levantarlos a todos a las 3 de la mañana para rogarles que dejen de arrastra los muebles. No sé por qué les da, a partir de las 10 pm por redecorar la casa, a lo mejor es que tienen que reubicar el mobiliario para dormir, o que son sonámbulos, o que son cabrones, no lo sé, pero sería lindo que una de esta noches nos dejaran dormir en paz a los de abajo. Otro caso en el que los de arriba nos oprimen.


Hoy fue el cumpleaños de mi suegra. Fuimos a almorzar en Outback con un grupo de amigos. A pesar de la deficiente atención, la pasamos bien.

Tanto antes como después del almuerzo, estuvimos en su casa. Antes estuvimos comiendo galletas de avena con salmón, alcaparras y cebollitas. Después repartimos torta, quesillo y café. Todo muy lindo. El detalle fue que el resto del salmón volvió a casa con nosotros. Era poco pero muy bueno, ahumado de gran calidad sólo reservado para ocasiones especiales.

De hecho, incapaz de aguantar la tentación, hace rato fui a buscarlo para una cena ligera. Pero no estaba. Nuestra gata se dice inocente, pero está más feliz que de costumbre. Es sigilosa y ladrona, como la mayoría de los gatos...

No me hubiera molestado si no fuera por lo selectivo de su hurto. ¿Por qué no roba sardinas, como un gato normal? ¿Por qué no le gusta el queso o la leche, pero muere por el jamón serrano? Cosas de gatos, imagino, pero a mí me toca cenar Cheetos Jumbo con arriesgado sabor a aueso, mientras ella digiere las delicateses que tanto trabajo para poder pagar. ¿Dónde se llena la planilla para reencarnar en gato doméstico? ¿DONDE?


domingo, marzo 30, 2003

Me prometí a mí misma que no hablaría más de este tema. De hecho, me prometí no escribir nada al respecto. Pero es más fuerte que yo.

Hace pocos días, en Caracas, Janet Kelly, destacada analista, investigadora, profesora e intelectual (norteamericana de nacimiento y venezolana de corazón) decidió dar fin a su existencia. Al menos, eso es lo que concluyeron las investigaciones. Me permito dejar la puerta abierta a la duda porque todavía no lo puedo creer.

La señora Kelly perdió a su esposo hace casi 8 meses, y según cuentan, no se pudo recuperar de la pérdida. Deja dos hijos adolescentes.

No intentaré hacer una reflexión moral al respecto, ni siquiera para señalar que no tenía causa justificada para tomar tal decisión (digamos que tenía cierta estabilidad económica, destacada participación en los escenarios intelectuales venezolanos, etc.)

Tan sólo abusaré de mis lectores (si es que los tengo) al pedirles, seriamente y con respeto, que si sienten que su salud mental está siendo afectada por algún suceso al punto de llevarlos a considerar el suicidio como opción, POR FAVOR busquen ayuda. Confíen en un psiquiatra, sacerdote, algún amigo... Hay golpes en la vida que nos hacen caer, pero quedarse en el suelo no es la única opción.

A esta señora no la conocí personalmente, pero el vacío que me deja su historia es inmenso. Pienso, por un minuto, qué sentiría si hubiese sido cercana a ella. ¿Saben qué siento? No siento rabia, ni pena, ni siquiera dolor... siento culpa por no haberla ayudado a levantarse. No le hagan eso a sus seres queridos. En vez de resolver un problema, crean otros mayores. Hay que aprender a pedir ayuda.

Reciban un abrazo.


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