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sábado, marzo 29, 2003

Estuve pensando en el asunto del control remoto...¿no será posible ponerle una cuerdita (como le ponen a los bolígrafos en los bancos) y atarlo a la cama? Un control amarrado se vería imposibilitado de huir...


Dicen que cuando uno no puede dormir es recomendable contar ovejas. La verdad yo no recuerdo haber visto una recientemente y entre eso y el hecho de que me parece inútil el conteo, nunca lo he hecho. Al menos no con resultados satisfactorios.

En lo personal tengo un método singular: imagino qué haría si me ganara la lotería. Pero no un premio pequeño, ni una lavadora: un premio gordo, como el Kino de los 3500 millones + el camión, el Loto Florida o algo así. Esa primera parte necesita de fe, pues si me pongo a pensar que nunca sería posible ganármelo termino amargándome y con más insomnio.

Una vez que me lo creo (toma alrededor de 3 minutos porque ya tengo práctica), empiezo a calcular cómo los repartiría: a mi abuelita le daría X, a mi madre, XX, a mi hermana X (menos que a mi madre) pero le abriría un fideicomiso a cada uno de mis sobrinos, a mi suegra XX, ...

Una vez que hago el reparto del dinero y me imagino la felicidad de mis parientes y los problemas que estaría resolviéndoles, imagino qué haría con mi parte (sé que debo invertir una parte, pero como es puro ejercicio de imaginación...): empiezo por hacerme una casa. La diseño mentalmente, imaginando cada cuarto, mueble, piscina, gimnasio, la zona en la que estaría... Como uno nunca está satisfecho, la cambio una y mil veces, y cada cambio es como una oveja así que, en algún momento, rodeada de cambios, me quedo dormida...pero con una sonrisa en los labios.


viernes, marzo 28, 2003

Tengo una gata de un año y un perro de 7 meses. La primera semana del perrito fue de horror para la gata. Lo odiaba. Imagino que por el olor, por el instinto, por la apariencia. Ella (Ñau) no perdía oportunidad de escupirlo, y él (Kotaru) se asustaba mucho, pero como era tan cachorro, a mitad del susto se quedaba dormido.

Pero justo una semana después de su llegada, el lunes temprano, amanecieron jugando: se perseguían, se abrazaban, se lamían, ¡puro amor fraternal!

A medida que han ido creciendo, él la ha superado en tamaño y fuerza, pero aún así (y creo que por una cuestión de antigüedad) ella sigue siendo la jefa. Es el modelo a seguir para el perro, al punto que él se cree gato.

La primera vez que se vio en un espejo, pasó horas ladrándose, como queriendo espantar al perro que veía reflejado sin saber que era él mismo. Se lame las patas como un gato, es terrible, tanta saliva lo deja flaquito y mojado, pero él está orgulloso de haber aprendido. Ñau se encargó de enseñarlo desde pequeño. A él lo amarga que ella lo inmovilice y lo lengüetee, pero al final siempre se deja.

Ha trepado sitios demasiado altos y al tratar de caer con la gracia de un felino, termina lesionado como un canino. Juega con bolas de estambre y prefiere la comida de gatos a su propia comida.

¿Será que en algún momento entenderá que no es un gato, o siempre será un catdog?


Perder algo siempre es inquietante... pero hay pocas cosas como perder el control remoto de la tele.

Anoche nos fuimos a la cama, muy tarde como siempre, y para cerrar la larga noche pensé que me caería bien un poco de tv.

Normalmente uso un par de controles: uno para el VCR y otro para la TV, que por vieja no tiene suficientes canales para cubrir todo el espectro del cable y por eso está constantemente conectada al VCR. Uno de esos controles apareció de manera espontánea: aquí estoy, hola, escógeme a mí, a mí... Sí, ya, tranquilo, deja que primero encienda la tele, ¿dónde está tu compañero? Revolví sábanas, toqueteé a mi esposo, hice volar almohadas y nada, el otro control estaba desaparecido.

Pensé, claro está, que la gata lo había secuestrado, pero como no había pedido rescate, deseché la hipótesis. Di vueltas de reconocimiento por la sala, el cuarto contiguo, el baño... realicé varios allanamientos entre los principales niditos de libros, ropa y cositas cercanas a la cama y nada. Peiné la zona, hasta que, vencida por el cansancio y tratando ya de dormir a gusto, levanté el cojín de la esquina de la cama para descubir, con horror, que el control estaba escondido allí, con los ojos cerrados, lejos de mi alcance.

Casi lo logras, control, casi lo logras...


jueves, marzo 27, 2003

Soy una de esas personas que disfrutan de su trabajo, aunque siempre hay un pero. A ver: amo mi trabajo, amo a mi jefe, peeero oooodio a los clientes. Ayer tuve que enviarle unos textos a la cliente No. 1 para que los revisara y corrigiera.

-Los textos fueron debidamente estudiados. Favor corregir las siglas (PONERLAS TODAS EN MAYUSCULAS) y las comas y comillas de la entrevista.

Todo muy bien, me dije, pero cuando vi que la señora había realizado las correcciones en rojo, mayúsculas y subrayado (previendo que yo fuera oligofrénica), me molesté.

Respuesta: "cuando las siglas se leen como se escriben sólo se coloca en mayúsculas la primera letra, en cuanto al entrevistado, las comillas están donde empieza su declaración y las comas obedecen a leyes de subordinación". Genial, me dije, con esto le callo la boca.

Contrarrespuesta: "A mí me gustan más las mayúsculas y prefiero que borres las comas y pongas las comillas donde te digo". Punto.

Claro, me tuve que callar porque "el cliente siempre tiene la razón", aunque después me demanden por cambiar declaraciones y a la Real Academia le de un infarto por los errores cometidos.

Conclusión: nunca trabajes para un banco.


Casi lo olvidé: hoy estaría cumpliendo años mi papá. Casi nunca pienso en esas cosas, pues no recuerdo cómo eran los cumpleaños cuando él vivía. Hace casi 21 años que murió. No dejo de preguntarme qué pasaría si estuviera vivo, o si pudiéramos hablar 10 minutos y ponernos al día, qué me diría sobre mi esposo, sobre mis mascotas, sobre mi trabajo...

Pero es simple curiosidad, la verdad no es un pensamiento triste. De alguna manera yo lo llevo conmigo, como lo llevaba a los 5 años, con alegría y fiesta constante. ¡Feliz cumpleaños, papá!


Luis (tan bello) me compró almohadillas ergonómicas para teclado y mouse. El problema es que el teclado tiene forma y arrima a cada rato la almohada, pero al menos mis muñecas descansan, lo que facilitará mi recuperación.

¿Quién se iba a imaginar que yo podría sufir de sindrome de tunel carpiano? ¡Nunca pensé que trabajar 16 horas frente a un teclado fuera tan grave!



miércoles, marzo 26, 2003

Me aburre cierto tipo de gente. Creo que le pasa a todo el mundo, pero a mí me pasa con los extremos, con la gente que no equilibra.

Por un lado, los intensos, full compremetidos con ser distintos, lo que los hace igualitos a otros intensos como ellos.

Por el otro, la gente que se obliga a ser superficial. Quieren pasar por ángeles, por elevados, por ligeros, pero en el fondo llevan un peñón en los zapatos que les frena el paso.

¿No se puede mezclar todo? Digo, cada quien su proporción, pero mezclando al fin.

¡Bah! No se trata de una crítica, ya dije que sólo me aburren, pero no me molestan. Siempre queda la opción de no hacerles caso.


Estoy enferma. Ya no me preocupan los dedos dormidos, pues sé que es una tendinitis y tiene arreglo. Lo que me duele ahora, más que nunca, es mi país.

Ayer alguien me comentó que estando en una panadería, una señora aseada y de aspecto más bien clase media, preguntó cuánto costaba un croissant con jamón. 1300 bolívares, fue la respuesta (menos de un dólar). Y la señora se volteó con los ojos aguados. Mi amigo, al ver esta situación, le dijo que él le brindaba el desayuno, que lo pidiera y él lo pagaba. Y la señora rompió en llanto. Yo también lloré al oír la historia.



Creo que me he convertido en adulta. Pasó hace como tres días, así que no sé muy bien cómo es esto de sentirse grande.

Mi madre ha regresado con su novio. En verdad, nunca se han peleado, y desde que mi papá murió (hace 21 años) ella sólo se ha enseriado con él, tanto que hace años vivieron juntos, en casa. Yo odiaba la situación pues era adolescente y, aunque me parece que el novio es un sol, a ninguna adolescente le gusta que le invadan el terreno. Él se fue vaya usted a saber por qué, aunque según supe fue porque mi mamá no soportó desestabilizar la paz del hogar.

Hace una semana se mudaron juntos de nuevo. Es lindo y me hace re-feliz porque ella está muy contenta y yo ya no vivo en esa casa. Pero sólo ahora, después de tantos años, baso mi felicidad en el hecho de que ella esté acompañada, con una pareja para compartir la vida. En teoría siempre manejé esa idea, pero sólo ahora empiezo a ver a mi mamá como una mujer y no sólo como a una madre. Hasta me siento su amiga. Es extraño sentir algo que nunca se ha sentido, pero me sale tan natural que estoy por pensar que así toman los adultos la vida: como les venga y análisis mediante. Al menos, esta noticia me cayó bien, pero mejor me cayó saber que mi corazón no guarda recelos ni rencores y que, por primera vez, la señora que me parió tiene cara de mujer...


martes, marzo 25, 2003

¿Por qué los mecánicos lo tratan a uno como si le hicieran un favor? Yo nunca les he pedido que me arreglen gratis el carro, así que no entiendo por qué cuando hay que hacer ajustes ellos se hacen los duros. Me traje el carro de la casa de mi madre. Todo el mundo lo adora, lo ve bello, pero yo que le veo todos los defectos estoy pegada al teléfono tratando de conseguir que el mecánico venga a hacerle los arreglos que ya le pagué y que, por lo visto, no le ha hecho. Le he dejedo amenazas múltiples en su móvil, pero creo que no lo asusto para nada. Habría que hacer algo, como una sociedad de clientes insatisfechos con sus mecánicos, pero bueno, mientras tanto, seguiré llamando.


Noticia: Paul Mc Cartney niega rumores "No esperamos a la cigüeña" Interesante saberlo, aunque ya lo sospechaba. A esa edad los espermatozoides van en sillas de ruedas, gritando al óvulo: "mijito,¿te puede ashercar un poquito, que yo ya no puedo andar con eshtash carreraaash?" No traten de distraerme con el cuento de Matusalén, ni me digan que rindió frutos hasta el final, en la era pre-viagra: Matusalén no fue rockero en los '60.


lunes, marzo 24, 2003

Desde que intenté crear un blog hasta que Blogger me dejó, ha pasado mucho tiempo. Sería inútil ponerme a recordar lo que quería decir y postearlo aquí, en este momento en el que no guardo ni la más mínima emoción por aquellas historias. En fin, sólo me preocupa que se me está durmiendo el brazo izquierdo, a veces también el derecho, aunque me consuela no haber perdido movilidad, fuerza o sensibilidad. Si no fuera porque le tengo miedo a los médicos ya habría ido a uno, pero conociéndome, trataré de esperar a ver si la dolencia pasa sola.

Uno no nota, mientras tiene salud, lo maravilloso que es que no te duela nada. Pero apenas hay un indicio de enfermedad, se alarma por todo y pone en marcha un plan de 7 días para tratar de corregir los problemas que se ocasionó en los últimos 7 años. Ojalá se pase solo, pero mientras tanto, dieta, cero vicios, un poco de ejercicios y mucha agua. ¿Será que el brazo se me despierta con eso o tendrá sueño profundo?


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