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viernes, abril 18, 2003

Mi perro, el hacendoso

Después de peinar la pelambre de este animal, llena de nudos y restos de juguetes blandos (pelotas de goma y peluches pequeños), lo veo tan hermoso y limpio que suspiro y pienso que será así para siempre.

En media hora el muy cerdo ya está lleno de nuevos nudos.

Creo que en sus ratos libres practica macramé.



jueves, abril 17, 2003

Una noche de copas

Anoche fue el cumpleaños de mi mejor amiga. Decidimos, ante la falta de mejores planes, salir a tomar unos tragos al lugar de siempre.

La módica suma de 3000 bolíares por persona (según el cambio oficial casi dos dólares por cabeza, no está mal) nos dio puerta franca a uno de los reductos rudos de la noche caraqueña. Adiós Altrote, SantaLaDiabla y las bellas terrazas del San Ignacio: la gente aquí es más ruin y espeluznante.

Nosotros ya nos sabemos la rutina, y nada tememos en la variopinta noche caraqueña. Lo que sí hay, más que temor, es estupor.

Por un lado, hay muuuchas lesbianas muuuy agresivas en la calle. No es un fenómeno tan nuevo, pero ahora son capaces de buscarte conversación aunque tengas pareja hetero. Y, reconozco, siempre me desagrada un poco.

Por otra parte, la gente no se banca una de nadie. Me sorprende. Un grupo de dos nenas argentinas (y no sé cuántos músicos, porque no se veía bien la tarima) se instaló a hacer su espectáculo rap-hiphop y, a pesar de que tenían unas fantásticas voces, las canciones eran repetitivas y las letras sólo hablablan del genocidio de Bush y de no sé cuál revolción. El colmo es que eran millones de canciones. Yo me resigné a escucharlas, aunque deseaba que se callaran pronto. Hasta que me di cuenta de que no era la única pór la manifestación espeontánea de un grupo que empezó a gritar FUERA, contagiando a todos, pero sin conseguir que las chicas se callaran. Dignamente aguantaron el insulto y se bajaron dos canciones después.

Y bue, creo que lo más impresionante, fue la cantidad de chicas ebrias... pero MUY EBRIAS y solas. Solísimas. No trataré de encontrarle una explicación sociológica, pero desde hace tiempo la sociedad ha experimentado cierto cambio de roles hombre-mujer. Ahora "ellas" tienen trabajos que siempre estuvieron reservados para "ellos". Ahora son más duras, liberales, más inclementes. Cada día hay más hombres abandonados por una mujer y, en muchos casos, al irse la chica deja los hijos, como antes hacían los hombres. Parece que triunfó la parte malsana de felminismo que quería demostrar que la mujer es igual al hombre, masculinizándola. Y no lo digo por pacata, pero hay diferencias que siempre existirán entre géneros y prefiero celebrar la diferencia que eliminarla.

Pues bien, esas "ellas" de anoche se comportaban como machos, bebiendo hasta casi palidecer, frotando su cuerpo conta cualquier ser vivo presente (nunca me habían estrujado tantas tetas en mi vida) y repitiendo la rutina de vaciar latas de cerveza constantemente. No digo que yo no me emborrache, pero esto era una pérdida total de papeles.

Hubo un par, incluso, que al ver la larga cola del baño de chicas (por tradición esas filas son inmensas y todas las mujeres lo sabemos) se molestaron y balbucearon palabras de borracho y se retiraron, como si hubiesen decidido mear en la calle, con el maquillaje chorreado y la actitud belicosa de quien quiere llevarse el mundo a golpes porque lo odia.

Qué inclemente es el mundo en estos días.

Se respiraba un ambiente de deseo muy denso, además, donde "ellas" andaban de caza, buscando una pareja casual, y "ellos" más que disfrutarlo, estaban casi asustados.

No voto por las mujeres "mujercitas" y tontas, pero masculinizar a la mujer y feminizar al hombre me parece terrible.

Esta noche volveré al mismo lugar, esta vez porque Luis estará de Dj (su identidad secreta desde tiempos remotos), y espero que todo haya sido una noche de copas extraña nada más, que esta noche no se repita y que el mundo sea como yo lo conocía. Y si me toca descubrir que esa es la nueva realidad, pues bien, iré a ser una mujer extraña, de esas que se portan como mujer, pasean la noche con dignidad y hacen su cola frente al baño.





miércoles, abril 16, 2003



Y este es el mouse pad. Seguiré luchando contra el Sindrome de Tunel Carpiano aunque tenga que llenar mi escritorio de cosas raras como esta.


El nuevo teclado

Hoy empiezo a usar el nuevo teclado, regalo de aniversario que Luis decidió adelantarme. El asunto es que el tecladito está en inglés, lo que supone un retroceso en mi aprendizaje, pues debo recordar los Alt+número que dan como resultado algunos símbolos de uso común, como por ejemplo la arroba que, hasta los momentos sigue desaparecida.

Se trata del Acer Future Keyboard, un teclado ergonómico similar al Natural Keyboard de Microsoft, que segmenta en dos el tablero tradicional para que la postura de los brazos y muñecas sea la adecuada y así, en suma con una silla ergonómica a la altura ideal (20 cms. por debajo de la superficie de la mesa), descansos breves entre tareas, ejercicios anti-sedantarismo laboral y otras cositas, puede prevenir dolencias propias de los teletrabajadores como esta servidora, que pasan 18 horas frente al teclado.

Voy lento, lento, porque la forma es cómoda para las muñecas, pero que el teclado esté partido en dos porciones me demuestra que tengo un millón de mañas al escribir y que hay teclas que siempre presioné con la mano equivocada.

Como no encuentro tampoco los símbolos de mayor y menor que, olvídense del html manual, estoy pegada con el Dreamweaver a pesar de lo mucho que me fastidia.

Todo en la vida es aprender y reaprender, a veces se me olvida, pero es que teníe tiempo sin sentir que voy pasito a pasito, me gusta ir a la velocidad del rayo (sobre todo si se trata de escribir) y el teclado en cuestión me tiene condenada a pensar bien dónde está la letra antes de mover la mano.

Pero bueno, la vida es linda, ya pronto podremos tomarnos un descanso de Semana Santa, sigue lloviendo en Caracas, el clima ha mejorado el humor de la gente y no voy a ponerme a llorar porque hoy me toque escribir lento.




martes, abril 15, 2003

Los animales nexter

Hay todo un revuelo mundial por esto de la generación nexter, y de los chicos que crecieron con un joystick incorporado o que apenas salieron de la panza materna trataron de manipular las teclas de la incubadora, pero creo que es cuestión de época. Mi madre no sabe cómo cuernos se hace un blog, pero imagino que ya habrá cosas que mis hijos sepan y que sean un misterio para mí.

Y es lógico, pues si creces en contacto con ciertas cosas, obviamente las podrás conocer mejor que el resto de las personas, pues formarán parte de tu cotidianidad.

Todo lo anterior suena muy profundo, pero sólo es el preámbulo para contar que mis animalitos son 100% pro-tecnología. Los dejé unos minutos en mi cuarto y al regresar vi cómo habían cambiado el canal de la tele, habían tratado de hacer una llamada por el celular (tengo que recordar bloquear las teclas) y HABIAN APAGADO MI COMPUTADORA.

Ya Ñau tenía experiencia creando nuevos documentos en Word, pero esto fue el colmo: ¡hasta yo misma encuentra difícil apagar una mac! A ver, lo próximo será que hagan llamadas anónimas y después de decir: ñeñeu wowow, cuelguen el teléfono. Me parece que habría que poner una cámara de seguridad en esta casa.


Volví

Me tomé unos días de descanso por varias razones. La primera es que el domingo fue mi primer aniversario de bodas (del civil, en realidad) y este domingo celebraremos el aniversario de verdad-verdad porque recordaremos el día que nos casamos allá en aquella Iglesia de Los Robles, cerca de Juangriego, y la tarde maravillosa que pasamos a la orilla del mar celebrando nuestro casorio con los amigos.

Las otras razones son más tontas y creo que se resumen en que he tenido mucha flojera. Pero, como siempre, pasará, así que dejen que tome aire de nuevo para porde inspirarme y regresar a poner un post nuevecito y pulidito.


Ah, por cierto: mi recomendación del día es que se quejen. Sí señor, quéjense y pidánle a la vida lo que quieran porque, minutos más, minutos menos, al final siempre cumple. Yo, por ejemplo, conseguí que lloviera en Caracas. Qué felicidad. Ahora seguiré luchando por las mandarinas.


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