<$BlogRSDUrl$>

sábado, agosto 16, 2003

Mente en blanco

Esta ha sido una semana infame. Empezando con la muerte de la abuela, la enfermedad de un compañero de trabajo, la muerte de una familia amiga y, ahora, la muerte de una vecina.

Tengo el corazón hinchado, me arde de dolor. Y no es que le tema a la muerte, pero el dolor de los que se quedan siempre es indescriptible. Muchos se afligen porque no entienden la muerte, otros porque no estaban preparados, otros porque temen extrañay olvidar. La cosa es que uno es humano, y tiene un cuerpo material, con apetencias materiales, y la separación física es algo que aturde.

Yo he superado la parte dura de todo esto, pero no dejo de sentir tristeza por tanta gente que hoy sufre la partida de un ser querido.

El problema está en que tengo la mente en blanco, no se me ocurre nada de nada, y eso me inquieta, pero sé que pronto me recuperaré, tengo ganas de crear algo.

Avisos parroquiales: Fran Monroy por favor comunícate de nuevo, que tu celular quedó mal grabado en mi contestadora.

Lucanor: termina de poner los comentarios en tu blog, revisa tu e-mail porque te dejé indicaciones fáciles de seguir.

A todos: gracias por estar pendientes.


lunes, agosto 11, 2003

En pausa

Hay cosas que llegan sin previo aviso. Hay otras que se avisan pero igual sorprenden. Bueno, les aviso (para que no se sorprendan) que estaré ausente un par de días, pues la abuelita de mi esposo murió esta mañana y tenemos muchos trámites por realizar, además del duelo que vive la familia.

Nunca había visto a una persona morir en su casa, ni tampoco me había tocado arreglarla ni nada de esto, pero al final del camino, cuando uno ve con los ojos del amor, estas cosas no tienen mucha importancia. Todo lo que uno pueda hacer para ayudar a que la partida sea menos dolorosa y a que el luto familiar sea más llevadero, es una cosita simple.


Enjuague bucal

Me crispa los nervios la gente que tiene un puente directo entre el cerebro y la boca. Me niego a pensar que eso sea algo normal, debe ser una malformación del cerebelo, un cable suelto, un gen piche.

Mi mamá siempre dice que uno no puede ir por la vida haciendo desplantes gratuitos. Por ejemplo, dice que cuando encuentra a una persona que ha ganado peso, es desagradable recordárselo, sobre todo porque, normalmente, esa persona tiene conciencia de sus kilos extra y los sufre. Y no es que uno no deba decir las cosas malas, pero no de golpe y porrazo en un encuentro casual. Tampoco es que se deba mentir, ser hipócita, pero por lo menos no hay que ser destructivo.

Sales a la calle con un ataque de acné y haces tu mejor esfuerzo porque no se note, pero siempre hay un idiota que te pregunta por el alien que te salió en la cara. Uno no es ciego, uno sabe que no está en su mejor momento.

O atraviesas una mala racha y no tienes empleo ni pareja, y justo te encuentras a alguno que, al enterarse, te dice: qué pavoso, deberías ir a un brujo.

Nadie (NADIE) es perfecto, ni está todos los días al 100% de su capacidad (belleza, inteligencia, riqueza, salud, etc.), ¿por qué meter el dedo en la llaga?

Lo que encuentro curioso de este tipo de comportamiento es que, normalmente, el agresor verbal tiene también su rabo de paja. Mientras te dicen gordo, feo o pavoso, ellos mismos se encuentran mal vestidos, o subempleados, o con un mal corte de cabello. ¿Qué pasaría si uno les pagara con la misma moneda? ¿Qué pasaría si al próximo idiota queme señale que tengo el pelo rizado por la humedad, le hablo de sus dientes manchados por café/cigarro?

Pasaría lo lógico: dirían que soy maleducada, que ando de mal humor, que no era necesario responder tan groseramente. Porque así funciona: yo te puedo agredir, pero tú no te puedes defender. Eso es ser un “animal social”, “tener roce”, “saber moverse”. Y con un poquito de práctica, aprendes a atacar primero, a ofender antes, a ser tú quien suelte el demonio por la boca con carita de “yo no fui”.

Pues no. No me da la gana. No pienso agredir a la gente, y el día que amanezca de malas, hasta responderé a las agresiones de otros. Y si eso es ser mala, pues que así sea. Algunos deberían revisarse el puente cerebro-cuerdas_vocales, o usar un buen jabón para lavarse la boca (o el corazón).

El poder de la palabra es mayor del que uno imagina, ¿por qué el constante uso de la misma para destruir? ¿Cuesta mucho tragarse las ganas de hacer el mal? ¿De verdad todo el mundo es tan malintencionado?

Después se preguntan que por qué me escondo de la gente. Hay situaciones sociales que me dan un poquito de náusea…



domingo, agosto 10, 2003

No, ¡repeticiones noooo!
Creo que, o el monitor me coquetea al guiñarme el ojo, o estoy a punto de ver cómo se funde. Ninguna de las dos opciones me agrada mucho, la verdad sea dicha, pero no tengo intenciones de amargarme la vida por eso.

Los cambios de clima me han generado una dichosa alergia, de esas que congestionan la nariz pero entumecen hasta el cerebro. Todavía no me pienso volver loca, sigo calmada.

Comencé un proyecto de escritura hace un par de semanas, ahora detesto el tema, estoy totelmente bloqueada y la fecha de la primera entrega es mañana. Respiraré profundo y algo se me ocurrirá.

Pero lo que no puedo soportar, bajo ningún concepto (y aquí no valen técnicas de relajación) es que comience la temporada de repeticiones en la tele. No me importa que así sea el negocio, ni tampoco me importan las promesas de una "fall" lleno de emocionantes nuevas series. ¡Me saca de mis casillas que la tele se vuelva más aburrida de lo que viene siendo en los últimos tiempos!

Aceptarlo sería como declarar que necesito otros pasatiempos y, aunque sé que es cierto, cada uno anda por la vida con sus propios vicios... ¡y este es el mío!

(Sí, bueno, mañana empiezo a leer un poco más, todo es cuestión de controlar la alergia y de evitar los ejemplares empolvados).


This page is powered by Blogger. Isn't yours?