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lunes, diciembre 01, 2003

Síganme los buenos...

Desde hace 40 años, la llegada oficial de la Navidad caraqueña lo marca el encendido de la Cruz del Ávila. Mucho se ha dicho acerca de este símbolo, que de navideño poco tiene, pues recuerda la muerte y no el nacimiento de Jesús. Pero así somos los caraqueños: contradictorios, tercos e inusuales.

Es por ello que hoy, a pocas horas de que la Cruz fuese encendida, y ante la necesidad loca que tengo de hallar hitos para realizar cambios, inicio una nueva etapa de Superdharma revoloteando.

Lo único que cambiará, por los momentos, es la dirección y el hecho de que, ahora, putearé al Movable Type y no al Blogger. ¿Me acompañan?


viernes, noviembre 28, 2003

Democracia

No hay mejor prueba para un demócrata que ser minoría. Es muy fácil defender la democracia cuando ésta nos favorece, pero no cuando la mayoría decide algo distinto a lo que nosotros apoyamos.

Ante la crisis política que atraviesa Venezuela, se ha accionado un proceso de petición de referendos revocatorios, contemplados por la Constitución.

La semana pasada eran los oficialistas recogiendo firmas para revocar el mandato de diputados opositores. Esta semana, la oposición recoge firmas para pedir que revoquen a diputados del partido de gobierno, así como también al Presidente de la República. Aplaudo ambas iniciativas. Vivir en democracia ofrece esa maravillosa ventaja de ser iguales políticamente.

Sólo me pregunto, ¿qué pasará cuando se conozcan los resultados? Ambas partes creen tener la razón y, de no creerlo, al menos lo pregonan. ¿Qué sucederá entonces, cuando alguno de los dos deba reconocer una derrota? ¿Seguiremos enarbolando la bandera de la democracia?

Como siempre, me adelanto a los acontecimientos haciendo las suposiciones más positivas que puedo hacer, asumiendo como asumo que nadie hará trampa y que el proceso será transparente, pero aún soñando eso, al final siempre veo la misma interrogante: ¿qué pasará cuando alguno deba reconocerse minoría?



miércoles, noviembre 26, 2003

El Tolón

Hace un mes, cuando diseñábamos uno de los espacios del nuevo Centro Comercial El Tolón, mi esposo y yo pensábamos en esa mala maña venezolana de asumir que estamos en Noruega.

Aunque todavía no se inaugura (y no lo hará hasta finales de enero 2004), el piso 5 es uno de los proyectos más ambiciosos de ese mall: no hay paredes, las tiendas están delimitadas por el cambio de color del piso (mármol, para más señas), cuenta con una gran tarima para presentar espectáculos en vivo con cierta frecuencia y, además, es la única forma de llegar al nivel de los cines.

Los dos restaurantes con los que cuenta son de asiáticos y caros, tiene librería y tienda de discos y hasta una galería de arte/tienda de regalos.

La única imposición de la administración fue que todas las tiendas debían diseñar su estantería de manera tal que, aun cerrada la tienda, se pueda ver la mercancía y las otras tiendas, esto es, los estantes deben ser de metro y medio de altura, y deben funcionar como vitrinas... así que vean cómo cierran su taguara.

En papel, todo les sonaba lindo, pero cuando se vieron ante la realidad de puertas abiertas, andan corriendo para repensarse el asunto de la seguridad. En papel también sonaba lindo el asunto de la vialidad, pero ahora no hallan cómo justificar ante las autoridades las grandes colas que ha generado su invento. En planos los locales tenían cierta forma y tamaño... pero después tuvieron que reemplazarlos pues se dieron cuenta que las cosas no salieron como se esperaban.

Pues sí, no debería causar asombro, pero no estamos en Noruega. Aquí las cosas no funcionan como un relojito, aquí hay realidades que no caben en papel. Eso lo sabe todo el mundo. ¿Tenían que esperar a la inauguración para darse cuenta?


Sólo he tomado algunas clases de yoga en mi vida y debo confesar que me gusta mucho. A pesar de lo torpe que suelo ser, increíblemente soy bastante flexible, y me encanta poder alcanzar posiciones que se ven difíciles en los libros, pero que en clase salen bien.

En estos días he visto un sitio, camino a mi casa, que ofrece clases de yoga. Lo pienso a cada rato y, optimista como me pongo a veces, pienso que un día de estos voy y me inscribo.

Hasta me he sorprendido revisando mi ropa, para encontrar algún atuendo adecuado: sí, esto es flojito, perfecto. Pero no, no es tan fácil.

Hoy, cuando paseaba al perro, me di cuenta de que no puedo hacerlo. Y es que el paseo fue de apenas unas 4 cuadras, nada forzado, y aquí llegamos los dos con la lengua afuera. Claro, también hay que considerar que el sol y el calor no ayudan, pero igual estamos hechos un trapo.

La cosa es que, a pesar de mi buena disposición, el sitio del yoga queda como a 10 cuadras de mi casa, y si pretendo irme caminando, llegaría tan cansada que no podría tomar una clase ni siquiera de crochet. Y eso sin contar que tendría que devolverme de nuevo, las mismas 10 cuadras, pero después de la clase.

¿Seré tan floja el resto de mi vida, o en algún momento me convertiré en una persona normal?


A pesar de mi terquedad, y del deseo coqueto de tener un nuevo template antes de mudarme para el .com (con su flamante MT), al paso que voy no lo haré nunca. No terngo tiempo para arreglos, ni siquiera para pasear al perro, así que mejor me voy olvidando de cambiar las cosas antes de hacer la mudanza y, como bien lo había predicho Sebastian, me mudo y después redecoro.

Así pues, muchach@s, la decisión está tomada: a partir del primero de dicicembre me encontrarán en www.superdharma.com

Esto, como verán es un acto de amor: así no se quejarán más de los comentarios caídos (bueno, por experiencia propia les digo que los de MT también fallan... pero por lo menos no tanto como enetation), dejaremos el drama con el cual me piden que me deshaga de blogger y, además, tendré forma de llevar control en cosas que hasta ahora no podía. Todo un suceso.

Hasta entonces, seguiré aquí, tranquila y contenta, posteando cuando se pueda (o sea, cuando el trabajo me deje).


martes, noviembre 25, 2003

Mi versión de los hechos

La cantidad de trabajo no es tan grande como el desorden de prioridades. Todo es para ayer, nada puede esperar, hay reuniones sorpresa y no me da tiempo de hacer las cosas.

Me gusta mi trabajo, y mucho. Confío en que la empresa siga creciendo y que su crecimiento me brinde tantas oportunidades de aprendizaje como hasta ahora. Pero no niego que, en estos momentos, me siento abrumada.

No soy una mala empleada. Tiendo a ser cumplida y organizada, y casi no me quejo, la verdad sea dicha. Incluso cuando debo trabajar en horarios extraños o fines de semana. Pero justo esta semana, fue un crimen.

Por una parte, era la última clase de mi curso de humor. Después venía la esperada reunión de webloggers venezolanos, y como guinda de torta, una despedida de soltera.

Apenas salí del curso, recibí la orden expresa de reescribir un artículo. Reescribir es un término inadecuado en casos como este, pues no se trataba de arreglar algún párrafo o hacer ajustes… se trataba de cambiar el tema, empezar de cero, desechar el artículo anterior, investigar de nuevo para hallar un tema interesante en el desconocido mundo de las finanzas… Perdí gran parte del día en esa desagradable tarea. ¿Por qué debo trabajar un día tan especial?

Confieso que, en otras circunstancias, era lógico esperar que YO faltara a una reunión de este tipo: no m gustan los grupos grandes, me asustan los desconocidos y, para rematar, hay algunos preconceptos que se adaptan muy bien a los grupos de Internet. Pero este no fue el caso: tenía ganas de conocerlos a todos, nuevos y viejos, y verles las caras, escucharles las voces, y no sentía (ni siento) que ESTE sea un grupo de freaks.

Y es que no sentía que me citaba con extraño sino con amigos, así que no tenía miedo de estar conociendo a potenciales violadores o a gente con la cual no tengo nada en común. Para empezar comparto con ustedes el gusto por la escritura. Y de ahí que los conozco y los presiento por sus temas, por sus letras, por sus fotos, por sus posturas, por sus chistes…

¿Mi versión sobre el meet up? Me impresionó la belleza de Gaby, la intensa mirada de Metalhen, la encantadora sonrisa de Gema, el desparpajo de Lía Chan, los alegres ademanes de Carolina y Colibrí (y sí, ahora me siento un moco).

Nunca imaginé a Infelix así, con esa cara de amigo mío de toda la vida, pero siento que me deben la foto del tatuaje (¿cómo se les pasó eso?). A José Luis nunca lo había leído, a Gabriel no lo vi en muchas fotos, a El Especialista lo acusan de huir temprano pero su fotogenia hace que lo perdone, a Huguito lo vi tan sonreído y cómodo que casi lloro, a Saturno lo veo conversador y jodedor, Chamoscript sale en todas las fotos con una actitud cautelosa y una sonrisa divina, y a Taufpate, el de la mirada profunda y la sonrisa ácida, ya le estoy debiendo dos encuentros.

Qué pena con tanta gente.

No pretendo justificarme, pero no miento al decir que estoy abollada de trabajo. Y tampoco miento al decir que hubiese preferido estar con ustedes que en la despedida de soltera (aunque la pasé muy bien). Lo único que queda por decir es: ¿cuándo es el próximo? Aprovechen, porque he jurado matarme para adelantar todo el trabajo posible y poder verlos este diciembre.

Ah, por cierto, vayan pensando en lo del amigo secreto que proponía Colibrí.



Cositas laborales

Una de mis labores diarias es publicar noticias. Normalmente recibo unas 15 al día, y mi misión es (aunque no quisiera aceptarla, para eso me pagan) reutilizarlas, darles formato o tomarlas como base de una investigación para nuevos artículos. Hoy me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que cada redactor/periodista/pasante usa el formato que le da la regalada gana.

- Letra: la que les guste. Times, Arial y Comic son las favoritas, pero siempre hay un espontáneo que sale a usar la Gothic, Futura o Lucida no sé cuántos...

- Tamaños de letra: suelen ser bastantes normales, entre un 10 y un 12, pero hay casos en los que se nota que desean llenar cuartillas a punta de tamaño, como aquel cómico artículo de 3 párrafos en tamaño de letra 16.

- Subrayado/negritas: las combinaciones siempre cambian. Hay de los que usan las dos al mismo tiempo, o sólo una, o las intercalan. Qué sé yo. Cabe destacar que es re-chocante que te manden todo el artículo en negritas, pero hay quien lo hace.

- Créditos: la mayoría de los redactores pone su nombre en un lugar discreto, y hasta hay el que no pone su nombre sino el de la dependencia que representa. Pero existen dos o tres egomaníacos que, no contentos con poner su nombre, lo acompañan de su título (sí, Lic. es algo que les acaricia el ego), número del Colegio de Periodistas (el más inútil de los datos que pueden enviarme), sus dos nombres con sus dos apellidos + el de casada (cuando lo hay) y hora del día en el que terminaron esa obra maestra del periodismo.

- Titulación: recuerdo los rígidos ejercicios de titulación de la universidad que nos obligaban a poner títulos de 5 palabras. Está bien, uno sabe que a veces es necesario hacerlos más grandes, pero ¿16 palabras en un título? ¿No es como mucho? Además, dan tanta info que terminan siendo como esos trailers que dicen más que la película entera.

- La foto: la mayoría es buena, pero hay casos de risa. El primero, cuando la foto tiene una resolución similar al de una imagen recibida por fax en papel térmico y luego fotocopiada 52 veces (impublicable). El otro caso de carcajada es cuando, por querer adular a una autoridad de cuya foto no disponen, sacan una de archivo y la mandan sin revisar qué tan actualizada está: los encontramos cuando eran estudiantes, o bebés, o cuando tenían barba de los '70 y pantalones acampanados, etc.



viernes, noviembre 21, 2003

Navidad es...

Me emocionó mucho el mensaje de InFelix en el tagboard, donde me dejaba mi pedacito de pan de jamón, pues con eso se inauguró mi navidad.

Para mí la navidad es ese gesto amable de ofrecer el platico lleno de manjares a cualquiera que llegue a la fiesta, el amigo secreto entre amigos de verdad, la oficina que se cierra a las 5 de la tarde, el olor a alcaparra y vino tinto, lavar las hojas de plátano, poner a onotar el aceite, es Niño Jesús, es un espíritu festivo que invade las calles. Para mí navidad es compartir.

Los trajes elegantes, los arbolitos naturales, las imágenes de los muñecos de nieve y todo lo demás... es fruslería. Si faltan no me arruinan la navidad.

Pero para mí no hay navidad sin ese platico de cartón con ensalada de gallina, hallaca, pan de jamón y cubiertico plástico que me dejan en el escritorio. ¡Gracias InFelix!

Navidad=

Pan de jamónHallacasDulce de lechosaPernilEnsalada de gallinaPavoCabello de ángelTorta de navidadPan de jamónHallacasMás pernil





jueves, noviembre 20, 2003

La privacidad en los weblogs

Leyendo el home de Blogger (cosa que casi nunca hago) me encontré con el tragicómico asunto de un treintañero que estaba horrorizado porque su madre había descubierto su blog.

No pude dejar de pensar en las primeras preguntas que Fran me hacía cuando apenas empezaba en la blogósfera acerca de la privacidad, de la intimidad, de la seguridad, de lo delicado que era hablar de la vida privada, de los asuntos álgidos, de esas cosas que necesitas descargar pero que nunca le contarías a nadie. Ya sabemos el pequeño problema que se suscitó en su propia vida cuando algunas de esas cosas llegaron a ser leídas y malinterpretadas.

No lo sé, no soy una autoridad en la materia (en la materia bloguística ni en la de la privacidad), pero mi humilde opinión (y mi forma de actuar se apega a ella) es que, cuando no quieres que alguien se entere de algo, no debes publicarlo en la web. De hecho, si algo no debe ser divulgado no debe ser escrito.

Cuentan que en Eleusis, Grecia, se celebraban unas secretas ceremonias a las que todos los griegos debían asistir, por lo menos, una vez en la vida. Los misterios eleusinos habían sido instituido por los dioses, como regalo a los hombres para quitarles el miedo a la mortalidad. En ellos se hablaba, al parecer, de la muerte. Para un dios no había secretos pues habían estado siempre, conocían pasado, presente y futuro, y nada esperaban ni nada temían. Pero sabían que los hombres siempre vivían a la expectativa ante esa incertidumbre mortal. Demeter pensó en hacerles este maravilloso regalo, bajo la condición de que nunca lo revelaran.

Se castigaba a los excéntricos que hacían parodias de los misterios, se castigaba a quienes pronunciaban palabra acerca de ellos, se castigaba a quienes escribían sobre estos ritos, pues lo que se escribe, de alguna manera, es susceptible a ser divulgado y a perdurar.

Publicar en web, a pesar de lo fácil que resulta, es casi tan poderoso como publicar en un periódico, en televisión, en radio: expones lo publicado ante cualquiera que tenga acceso a la red. No puedes quejarte luego de violación a la privacidad: tú lo hiciste público.

Y es que olvídense: todos tenemos una curiosidad insaciable y, ante la posibilidad de conocer los pensamientos de otros, siempre nos sentimos tentados. De ahí nace el chisme, las grabaciones, los programas de E!, el rumor, la pasión por las autobiografías.

Yo misma, que suelo respetar esas cosas, he leído cartas personales que encuentro en los closets de mi casa. También soy culpable de comprar el diario de una persona famosa o las cartas que intercambió con un amor prohibido, asumiendo que eso no es fisgonear pues lo ha publicado una editorial de renombre. Pero es excusa: soy, como todo el mundo, curiosa.

Muchas veces, estas informaciones parciales y fuera de contexto, nos llevan a hacer juicios errados de los demás, lo sé, pero aplicarle teorías morales y éticas no sirve de nada cuando esos juicios se seguirán haciendo de manera privada.

Mi consejo: si no quieren que se sepa, no lo digan, no lo escriban… ¡y menos aun lo publiquen en web!




miércoles, noviembre 19, 2003

Otra vez Michael

Ya ni siquiera siento conmoción al escuchar la orden de arresto contra Michael Jackson. De hecho, ya ni siquiera me pregunto por qué motivo será que lo quieren aprehender.

Digamos que tener dinero facilita ciertos escapes, que aplacar escándalos es mucho más sencillo cuando puedes tomar un avión privado y desaparecer un rato. Es terrible que cualquier malhechor escape de la ley, pero uno sabe que los malos millonarios lo hacen y, penosamente, lo acepta.

La cosa no es esa. La cosa es, una vez más, la inconsciencia de la gente.

Si ya sabes que Michael Jackson es peor que “Ben, la rata asesina”, si sabes que no es una persona normal que se entretiene con videojuegos sino con niños pequeños, si conoces la trayectoria de abusos que ha protagonizado, es más, si aun sin tener la certeza de que sea un pedófilo al menos manejas la sospecha, ¿por qué dejas que tu hijo juegue con Michael?

Imagino que algunos padres son capaces de entregar la inocencia de sus retoños a cambio de un posible acuerdo monetario, que los envían hacia los brazos de Jackson con el firme propósito de poder cobrarle luego los favores recibidos… pero ¿no es esto también un delito?

Si mañana Michael Jackson se entrega a las autoridades y por fin lo encarcelan, me sentiré aliviada, pero no estaré tranquila hasta saber que los padres que han prostituido a sus hijos conscientemente también caigan.

¿Que Michael Jackson está enfermo? Pues bien, intérnenlo y cúrenlo, pero no lo dejen suelto por ahí para que siga abusando. Ahora, tampoco asuman que los padres que inmolan a los infantes para llenarse el bolsillo, chantajeando al astro del pop por algo que ellos sabían que iba a pasar, son inocentes. De alguna manera eso también es estar enfermo, pero de ambición, y les guste o no, también merece castigo y rehabilitación.



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