jueves, octubre 16, 2003
Esos reales no son tuyos
(cuarto, y último de la serie)
Pocas veces he tenido contacto con el administrador de la empresa en la cual trabajo, pero cuando me toca el sueldo o los presupuestos, definitivamente me entero que está allí.
Entiendo que no debe ser fácil manejar las finanzas de una empresa, pero si hay algo que considero fundamental es respetar el dinero destinado a cancelar los sueldos. La nómina no se toca.
Trabajé en un sitio donde debía pasar factura todos los meses para poder cobrar mi sueldo, y a diferencia de los empleados, nosotros los contratados no cobrábamos cada quince días, sino cada mes.
Varias fueran las ocasiones en las cuales el administrador botó mi factura y me dejó sin sueldo… hasta el mes siguiente. Para el administrador era tan fácil como decir: se perdió la factura, vuélvela a pasar para que podamos pagarte los dos meses juntos… ¡¡¡mientras pasas hambre 60 días!!!
Y sí, conozco por boca de mis amigos administradores lo duro que resulta tocar el dinero del jefe, pues siempre hay que demostrar que uno no se está robando nada. Pero es malísimo cuando, por congraciarse con el jefe, el administrador se niega a autorizar pagos, retrasando tus labores.
Es una posición difícil, pues a pesar de ser empleados, los administradores deben asumir muy a menudo la posición del jefe, salvaguardando su patrimonio por deber profesional.
Creo que con esto termino mi revisión profesional. Y no es porque no conozca otros casos, pero todos los demás casos, quizá por serme ajenos, demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol. Gente buena y mala, honesta y corrupta, sencilla o creída. O sea, nada nuevo bajo el sol.
A veces me pregunto, ¿por qué las cosas no serán como se las enseñan a uno en la universidad? A “esto” era a lo que se referían cuando hablaban del mundo real, ¿no?
(cuarto, y último de la serie)
Pocas veces he tenido contacto con el administrador de la empresa en la cual trabajo, pero cuando me toca el sueldo o los presupuestos, definitivamente me entero que está allí.
Entiendo que no debe ser fácil manejar las finanzas de una empresa, pero si hay algo que considero fundamental es respetar el dinero destinado a cancelar los sueldos. La nómina no se toca.
Trabajé en un sitio donde debía pasar factura todos los meses para poder cobrar mi sueldo, y a diferencia de los empleados, nosotros los contratados no cobrábamos cada quince días, sino cada mes.
Varias fueran las ocasiones en las cuales el administrador botó mi factura y me dejó sin sueldo… hasta el mes siguiente. Para el administrador era tan fácil como decir: se perdió la factura, vuélvela a pasar para que podamos pagarte los dos meses juntos… ¡¡¡mientras pasas hambre 60 días!!!
Y sí, conozco por boca de mis amigos administradores lo duro que resulta tocar el dinero del jefe, pues siempre hay que demostrar que uno no se está robando nada. Pero es malísimo cuando, por congraciarse con el jefe, el administrador se niega a autorizar pagos, retrasando tus labores.
Es una posición difícil, pues a pesar de ser empleados, los administradores deben asumir muy a menudo la posición del jefe, salvaguardando su patrimonio por deber profesional.
Creo que con esto termino mi revisión profesional. Y no es porque no conozca otros casos, pero todos los demás casos, quizá por serme ajenos, demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol. Gente buena y mala, honesta y corrupta, sencilla o creída. O sea, nada nuevo bajo el sol.
A veces me pregunto, ¿por qué las cosas no serán como se las enseñan a uno en la universidad? A “esto” era a lo que se referían cuando hablaban del mundo real, ¿no?