viernes, octubre 10, 2003
Creepy
El episodio de Seinfeld donde Susan muere intoxicada por el pegamento de los sobres baratos de la invitación a su boda con George, me encanta. Y no por lo retorcido del asunto de la muerte de la fiancée, sino por el hecho de que Jerry se enamora.
Sólo Janeane Garófalo podía darle vida a esta genial mujer que, a la larga, resulta ser la versión femenina de Seinfeld: su sentido delhumor, obsesionada por el cereal, sus frases... Y es que, precisamente por esa similitud de espíritu, Jerry siente esa poderosa atracción por aquella mujer… pero el encanto se rompe al entender que ella es igual a él. ¿Quién podría estar al lado de sí mismo para siempre? ¿No resultaría aburrido? ¿No tendría un toque macabro? Ni hablar del narcisismo involucrado…
No sé si yo podría enamorarme de mí. Soy neurótica, obsesiva, demasiado curiosa, estoy hablando constantemente, soy enrollada, despistada, ligeramente mentirosa, un poco orgullosa, ciertamente complicada, floja, extraña. Y no es que vea estas cosas como meros defectos (algunas son virtudes y otras tienen un doble papel de defecto/virtud que resulta desconcertante). Pero creo que yo no sería ni amiga mía. Sería redundante y tendría pocas oportunidades de crecer con una relación como esa.
En estos días encontré un blog que me atrapó. Y no hablo de que su contenido cambiara mi vida, ni de un diseño impresionante… era un blog que, cada dos párrafos, me hacía decir: ¡Exactamente! Lo mismo digo yo, es más, creo que esto lo escribí yo.
Jamás me sorprendí ni por el más loco de sus planteamientos, ni caí en alguna trampa de la memoria, ni descubrí o aprendí algo. Reconocí en él juegos de palabras de los que me hubiera sentido orgullosa de parir, pero también errores e impertinencias de las cuales pude haber sido culpable alguna vez… Me tomó un tiempo reconocer que veía un espejo, pero cuando lo hice, me espanté.
Cerré la ventana, olvidé el nombre y url, y no pienso visitarlo de nuevo. Ni soñar con ponerlo entre mis favoritos (ni siquiera entre esos favoritos culposos que visito sin decirle a nadie). Es demasiado macabro como para hacerlo de nuevo.
El episodio de Seinfeld donde Susan muere intoxicada por el pegamento de los sobres baratos de la invitación a su boda con George, me encanta. Y no por lo retorcido del asunto de la muerte de la fiancée, sino por el hecho de que Jerry se enamora.
Sólo Janeane Garófalo podía darle vida a esta genial mujer que, a la larga, resulta ser la versión femenina de Seinfeld: su sentido delhumor, obsesionada por el cereal, sus frases... Y es que, precisamente por esa similitud de espíritu, Jerry siente esa poderosa atracción por aquella mujer… pero el encanto se rompe al entender que ella es igual a él. ¿Quién podría estar al lado de sí mismo para siempre? ¿No resultaría aburrido? ¿No tendría un toque macabro? Ni hablar del narcisismo involucrado…
No sé si yo podría enamorarme de mí. Soy neurótica, obsesiva, demasiado curiosa, estoy hablando constantemente, soy enrollada, despistada, ligeramente mentirosa, un poco orgullosa, ciertamente complicada, floja, extraña. Y no es que vea estas cosas como meros defectos (algunas son virtudes y otras tienen un doble papel de defecto/virtud que resulta desconcertante). Pero creo que yo no sería ni amiga mía. Sería redundante y tendría pocas oportunidades de crecer con una relación como esa.
En estos días encontré un blog que me atrapó. Y no hablo de que su contenido cambiara mi vida, ni de un diseño impresionante… era un blog que, cada dos párrafos, me hacía decir: ¡Exactamente! Lo mismo digo yo, es más, creo que esto lo escribí yo.
Jamás me sorprendí ni por el más loco de sus planteamientos, ni caí en alguna trampa de la memoria, ni descubrí o aprendí algo. Reconocí en él juegos de palabras de los que me hubiera sentido orgullosa de parir, pero también errores e impertinencias de las cuales pude haber sido culpable alguna vez… Me tomó un tiempo reconocer que veía un espejo, pero cuando lo hice, me espanté.
Cerré la ventana, olvidé el nombre y url, y no pienso visitarlo de nuevo. Ni soñar con ponerlo entre mis favoritos (ni siquiera entre esos favoritos culposos que visito sin decirle a nadie). Es demasiado macabro como para hacerlo de nuevo.