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miércoles, julio 30, 2003

A veces tengo una capacidad de concentración nula. Me pasa, sobre todo, con cosas que no entiendo o, sencillamente, no me interesan. Me pasa mucho, por ejemplo, con los desfiles de modas. ¡Normalmente no hay forma de que pueda seguirles la pista por más de 45 segundos!

A pesar de ello, el día de hoy estuve viendo uno. ¡Qué cosa tan horrenda, mi madre! Convierten a unas niñas preciosas en maniquíes andróginos y sin gracia. Yo sabía que eso hacían, en mi época universitaria hasta hice un artículo al respecto, pero los niveles de fealdad alcanzados hoy en día, no tienen nombre.

Giselle BundchenHay chicas muy bellas convertidas, por obra y desgracia de un estilista, en un palo sobremaquillado, que camina muy molesta y despeinada por la pasarela. Yo también me molestaría. No puedo decir lo que siento al ver a Giselle Bundchen más fea que un carro por debajo. Aparte de que el circuito de la moda se ha convertido en una culturita más inaccesible y cifrada que la literaria o cinematográfica. Los abstraccionistas se sentirían incómodos con muchos de los diseños. ¿Quién cuernos puede vestir eso y verse medianamente bien? Me parece horrible, reduccionista, globalizador y limitante. ¿Será que no entiendo el mundo de la moda? ¿Será que la moda no me entiende a mí? ¿No podemos disfrutar la belleza sin deformarla?

Menos mal que no desperdicié más de 3 minutos en eso. Mi mente tiene sofisticados mecanismos de defensa, gracias a Dios.


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