lunes, julio 14, 2003
Tormenta
Leí en Venetkinker's una sentida petición a los cielos para que no lloviera tanto. Salió alguien a decir que los cielos no leen blogs, y quizá es cierto, pero lamentablemente uno es humano y a la hora de pedir auxilio usa cualquier medio.
Hace unos minutos empezó a llover muy fuerte. Extrañamente no eran gotas inmensas de esas que golpean como el granizo, sino más bien una lluvia fina pero pertinaz, una cortina espesa de gotas que se esparcían por rapidez impulsadas por unos fuertes vientos pocas veces vistos en Caracas.
Desde el balcón de mi casa se veía la palmera de enfrente doblarse y menear sus cocos, casi al mismo ritmo que el poste de luz que tiene al lado. La electricidad de mi casa parpadeaba. Mi cocina (ventanas cerradas) está empapada hasta las paredes. Nada normal. No es una lluvia cualquiera. Uno empieza a temer por alguna desviación de Claudette o de alguna otra perturbación climática, de esas que (gracias a Dios) pocas veces azotan a Venezuela.
Precisamente por no estar acostumbrados a esto, no estamos preparados. Un país con un clima tan benévolo no se ha preparado para estas cosas, al punto que, una lluvia de tres días (que puede ser muy normal en otras partes del mundos), nos arranca una ciudad de nuestro mapa. El sistema de alcantarillado, la mala planificación urbanística, la basura regada por todas partes (crisis que amenaza con empeorar dada la inminente huelga de los recogedores de basura), nopintan un buen panorama.
Yo no podía ver el edificio que queda al cruzar la calle, y la esquina del otro apenas se sospechaba. El rumor maligno de una noche de agua no deja de golpear mis oídos, y lo único que pienso es que, a pesar de que es algo pasajero, esta noche será dura para mucha gente sin casa. Y en mi ciudad, me duele decirlo, hay cada vez más mendigos.
Así es que me uniré a la petición del Vene y pediré que se moderen las lluvias y los vientos, por el bien de este país que tanto dolor ha tenido que padecer en los últimos tiempos. Yo sí creo que Dios lee los blogs, en serio.
Leí en Venetkinker's una sentida petición a los cielos para que no lloviera tanto. Salió alguien a decir que los cielos no leen blogs, y quizá es cierto, pero lamentablemente uno es humano y a la hora de pedir auxilio usa cualquier medio.
Hace unos minutos empezó a llover muy fuerte. Extrañamente no eran gotas inmensas de esas que golpean como el granizo, sino más bien una lluvia fina pero pertinaz, una cortina espesa de gotas que se esparcían por rapidez impulsadas por unos fuertes vientos pocas veces vistos en Caracas.
Desde el balcón de mi casa se veía la palmera de enfrente doblarse y menear sus cocos, casi al mismo ritmo que el poste de luz que tiene al lado. La electricidad de mi casa parpadeaba. Mi cocina (ventanas cerradas) está empapada hasta las paredes. Nada normal. No es una lluvia cualquiera. Uno empieza a temer por alguna desviación de Claudette o de alguna otra perturbación climática, de esas que (gracias a Dios) pocas veces azotan a Venezuela.
Precisamente por no estar acostumbrados a esto, no estamos preparados. Un país con un clima tan benévolo no se ha preparado para estas cosas, al punto que, una lluvia de tres días (que puede ser muy normal en otras partes del mundos), nos arranca una ciudad de nuestro mapa. El sistema de alcantarillado, la mala planificación urbanística, la basura regada por todas partes (crisis que amenaza con empeorar dada la inminente huelga de los recogedores de basura), nopintan un buen panorama.
Yo no podía ver el edificio que queda al cruzar la calle, y la esquina del otro apenas se sospechaba. El rumor maligno de una noche de agua no deja de golpear mis oídos, y lo único que pienso es que, a pesar de que es algo pasajero, esta noche será dura para mucha gente sin casa. Y en mi ciudad, me duele decirlo, hay cada vez más mendigos.
Así es que me uniré a la petición del Vene y pediré que se moderen las lluvias y los vientos, por el bien de este país que tanto dolor ha tenido que padecer en los últimos tiempos. Yo sí creo que Dios lee los blogs, en serio.
