domingo, julio 20, 2003
¿Dónde?
Hay momentos de mi vida donde no sé a qué mundo pertenezco. No sé si ya soy una adulta con todas las de la ley o sigo siendo una niña.
Creo, humildemente, que soy una con mucho de la otra (haciendo la elección que se desee). Pero eso es difícil de manejar socialmete.
Casi siempre me siento incómoda hablando con las amigas casadas sobre la decoración, las cocinas italianas o las copas alemanas, pero llegan a desesperarme también las conversaciones llenas de chismes infantiles, o las canciones de moda, o los rollos mentales porque "fulana me dijo que sí, pero yo creo que no, pero él estaba viéndome mucho blablabla".
No sé dónde debo ubicarme. A veces me cuesta más, a veces menos, pero juro que es duro pensar cada palabra de acuerdo al público. Por ejemplo, ayer un compañero de trabajo de mi esposo me preguntó cómo estaba todo y yo le contesté que estaba "fajada con el XBOX"... y él me miró con cara de extrañeza, y dijo: ahh, esos juegos de niñitos, ¿no?
Más tarde, un muchacho joven me preguntó lo mismo y le respondí lo mismo, pero su cara de "no me creo que esta vieja sepa de lo que está hablando" dejó la conversa mocha.
Al mismo tiempo no dejo de pensar: ¿cuáles serán los temas considerados "adultos"? Y es que veo a tantos adultos más adultos que yo, comprtándose como niños más niños que yo, y no entiendo. Digo, porque un hombre que tiene 10 años de casado, varios hijos y debería celebrar el cumpleaños de su niña pero en cambio prefiere ir a una fiesta para "cazar" amante nueva, es infantil. Lo mejor es que la "amante vieja" se apareció con un nuevo novio y el tipo tuvo una reacción adolescente más patética que la misma situación.
Lo divertido es que, a pesar de la desubicación, no me importa. Yo soy como soy, independientemente de la audiencia. Quizá por eso la gente dice que soy extraña.
Hay momentos de mi vida donde no sé a qué mundo pertenezco. No sé si ya soy una adulta con todas las de la ley o sigo siendo una niña.
Creo, humildemente, que soy una con mucho de la otra (haciendo la elección que se desee). Pero eso es difícil de manejar socialmete.
Casi siempre me siento incómoda hablando con las amigas casadas sobre la decoración, las cocinas italianas o las copas alemanas, pero llegan a desesperarme también las conversaciones llenas de chismes infantiles, o las canciones de moda, o los rollos mentales porque "fulana me dijo que sí, pero yo creo que no, pero él estaba viéndome mucho blablabla".
No sé dónde debo ubicarme. A veces me cuesta más, a veces menos, pero juro que es duro pensar cada palabra de acuerdo al público. Por ejemplo, ayer un compañero de trabajo de mi esposo me preguntó cómo estaba todo y yo le contesté que estaba "fajada con el XBOX"... y él me miró con cara de extrañeza, y dijo: ahh, esos juegos de niñitos, ¿no?
Más tarde, un muchacho joven me preguntó lo mismo y le respondí lo mismo, pero su cara de "no me creo que esta vieja sepa de lo que está hablando" dejó la conversa mocha.
Al mismo tiempo no dejo de pensar: ¿cuáles serán los temas considerados "adultos"? Y es que veo a tantos adultos más adultos que yo, comprtándose como niños más niños que yo, y no entiendo. Digo, porque un hombre que tiene 10 años de casado, varios hijos y debería celebrar el cumpleaños de su niña pero en cambio prefiere ir a una fiesta para "cazar" amante nueva, es infantil. Lo mejor es que la "amante vieja" se apareció con un nuevo novio y el tipo tuvo una reacción adolescente más patética que la misma situación.
Lo divertido es que, a pesar de la desubicación, no me importa. Yo soy como soy, independientemente de la audiencia. Quizá por eso la gente dice que soy extraña.