martes, julio 01, 2003
Como en el cine
Si hay algo que me molesta de ir al cine es tener que correr a la sala millones de minutos antes de que empiece la película, apurada para encontrar un buen puesto.
He llegado, incluso, a pasar más de 10 minutos sentada en una sala helada, con las luces encendidas, con la pantalla muerta, esperando que empiece la proyección.
Así me pasa con mi cama. Si no llego a tiempo, los buenos puestos ya están escogidos… mi marido secuestra las mejores almohadas, toma posesión de buena parte de mi territorio y para colmo, se echa encima de los controles de la tele.
Esta noche planeo llegar temprano, pero si no lo logro, estoy pensando amarrar con mecate las almohadas buenas a mi lado de la cama.
Si hay algo que me molesta de ir al cine es tener que correr a la sala millones de minutos antes de que empiece la película, apurada para encontrar un buen puesto.
He llegado, incluso, a pasar más de 10 minutos sentada en una sala helada, con las luces encendidas, con la pantalla muerta, esperando que empiece la proyección.
Así me pasa con mi cama. Si no llego a tiempo, los buenos puestos ya están escogidos… mi marido secuestra las mejores almohadas, toma posesión de buena parte de mi territorio y para colmo, se echa encima de los controles de la tele.
Esta noche planeo llegar temprano, pero si no lo logro, estoy pensando amarrar con mecate las almohadas buenas a mi lado de la cama.