<$BlogRSDUrl$>

miércoles, junio 11, 2003

Web: ¿ser o no ser?

Es inevitable para quien trabaja con la web hacer reflexiones sobre ella. Ya hemos visto cómo casi todos los bloggers nos lanzamos una pequeña (o gran) teorización en algún post perdido o, al menos, lo sacamos a relucir como tema de una conversación.

Particularmente yo conocí el Internet hace una pila de años que ya ni recuerdo. Corrían los días universitarios y las cuentas de teléfono por culpa del dial-up escandalizaban a todo el mundo. Viví la fiebre del icq, conocí el messenger antes que la mitad de mis amigos, todavía Google no era una opción, y el concepto de página personal era un site con fotos escaneadas de uno con las mascotas y los amigos en la playa.

Curiosamente también hice un reportaje universitario sobre hackers y freakers, contando con la valiosa colaboración de un chico que me gustaba mucho yo no sé por qué.

Por una parte, hay cosas que cambian muy rápido, pero hay otras que, sencillamente, son más o menos estándar. Hay de todo para todos, pero también hay cosas muy específicas. Hay cosas nuevas y refrescantes, hay cosas que dicen ser “nuevas y refrescantes” pero que no lo son.

Siento que resulta curioso cómo la gente aprovecha la libertad que da la web para hacer las mismas cosas que hacen los otros pero poniéndoles un nombre distinto. Por ejemplo, convierten una página personal de opinión y ensayos en un “periódico virtual”, sin que las características le den mérito para pertenecer a ese género. O dicen tener una "fuente de recursos gratuitos" y resulta que sólo ponen una colección de jpg o bitmaps copiados de un clipart del año 90, y luego te lanzan un bombardeo de pop-ups fastidiosos. O llevan a cabo proyectos grupales para una comunidad específica (por ejemplo, para mí y mis amigos de la universidad, para los skaters de mi cuadra, etc.) y lo venden como un site abierto a todo público.

Bien, si no te gusta un site es lógico que siempre tienes la opción de no volverlo a visitar, pero siempre he sido muy crítica de la publicidad engañosa. Si me ofreces contenido general y sólo publicas deportes, me estás engañando. Si me ofreces que Ace dejará más blanca mi ropa y mis medias quedan amarillas, me estás engañando. Si me dices que estás abierto a las críticas y resulta que te molestas cuando alguien te hace una, me estás engañando. Y sí, tengo la posibilidad de no visitarte más, pero si me siento engañada muy probablemente te visite una y otra vez para exigir justicia (hay que acotar que no sé por qué tengo estos rasgos obsesivos, pero es así).

Hace poco discutía esto con alguien y esa persona me decía que la red estaba para hacer lo que a uno le diera la gana, sin límites, pero claro, esa es una buena argumentación para defender la pornografía infantil. No sé si deban existir límites, pero yo, personalmente, clamo por honestidad.

Jamás me he planteado la idea de renovar el mundo de las ideas cibernéticas al hacer este blog, por ejemplo, y si lo hiciera estaría engañando. Pero hay mucha gente que ofrece novedad y sólo da más de lo mismo. Lo peor es que se escudan en la excusa barata de “todo el mundo lo hace”. Me han llegado a decir que si no me creo la renovadora de la web entonces seré la única en no hacerlo, que todo el mundo anda fanfarroneando sobre eso y que ese es el ingrediente de mercadeo normal para buscar lectores. ¡Falso! Si me baso en esa premisa y no la cumplo, no atraigo lectores: ¡los ahuyento! Y aunque un weblogger no busca solamente ser leído, por lo menos busca ser honesto, lo lean o no. Y claro, no son todos, pero los exitosos, los que se ganan el cariño de la gente, lo hacen.

Y en la web creo que ese es el gancho: muestras lo que tienes, aunque lo que tengas sea absurdo o poco novedoso, siempre habrá público para todos. Pero conseguir público a fuerza de engaños es una mala práctica, tanto en la web como en la vida real. Por lo menos, eso creo yo.

Hace tiempo una chica que estudió conmigo estaba bailando en una disco con los brazos al aire, feliz de exhibir su gran busto…hasta que se le salieron los algodones del sostén y todo el mundo ser rió de ella. Hasta la dejaron de llamar varios muchachos que la estaban cortejando. Luego se operó las lolas y ahora baila brazo al aire, sin temor alguno porque, falsas o no, al desnudo ya no había rellenos ni publicidad engañosa.

La moraleja debería ser mejor pero con una anécdota como esa no se puede hacer mucho: en la web se es o no se es. Ese es el dilema.



This page is powered by Blogger. Isn't yours?