miércoles, junio 04, 2003
Una de las cosas que definitivamente no extraño de trabajar en una oficina es ver a mis compañeros comer. Es sorprendente la cantidad de gente que come como jabalí en celo…
A mí me enseñaron a preparar mi comidita para llevar de manera organizada: un pote para el arroz, otro para la carne, la ensalada en su Tupper especial y en un minipote el aderezo (nunca enviar la ensalada mezclada con la salsa porque se marchita la lechuga).

¿Y los modales? ¿Qué me dice de los modales? Hay gente que desconoce la función de la servilleta, o el clásico tip de no hablar con la boca llena o no cortar la carne con la mano.
Entre los especímenes más terribles está el “comeconcucharilla”. No importa qué lleven para la comida, TODO lo comen usando la cuchara como una pala, para recoger el alimento y llevarlo de frente a la boca, como si auto-jugaran al avioncito. Terrible de verdad.
Tuve un compañero con una manía particular: nunca se llevaba los tupperware de vuelta a casa, los coleccionaba sobre su escritorio. Claro, que como compartíamos oficina yo tenía que verlos, por lo que puedo asegurarles que hay pocas cosas tan asquerosas y deprimentes como una montaña de potes con restos de comida de hace dos semanas. El muy descarado un día me preguntó si me gustaban los hongos, pues había abierto un Tupper y encontró uno particularmente vistoso y quería mostrármelo.

Ahora, cuando escucho el comienzo de Pokémon, no puedo evitar cantar: sólo tienes que lavarlos ya, ¡Potemón!