viernes, junio 06, 2003
Parrilladas
Hay pocas cosas que sean tan grupales como una parrilla. Increíble. Según un programa de Discovery, la carne es un asunto tribal y de muchos individuos. Decían que eso se debe a que los animales cazan una presa y luego la devoran en grupo, y que esa costumbre la tenemos programada en los genes. Parte del chiste está en que hay que arrimarse pronto al pedazo de carne porque sino otro se lo come. O sea, todo el mundo a comer al mismo tiempo. Y después, una larga digestión y nada de picar entre comidas.
Por otra parte, los estudios indican que los animales herbívoros no son gruperos, más bien solitarios, tranquilos. No tienen horario fijo de comida pues comen cuando les da hambre, debido a la digestión rápida de los alimentos ligeros. Igual se aplica a los dulces.
Pasaban una imagen de unos monos comiendo un animalote muerto, y era impresionante: los tipos gritaban, sonreían, se pedían el picante y la guasacaca, estaban eufóricos. Luego hicieron una disolvencia hacia un grupo de gente que comía parrillada y eran igualitos… Por eso decían que la gente que almuerza sola lo hace rápido y medio apenada, sobre todo si come carne o alimentos salados.
Por otra parte pasaron gente comiendo ensaladas y/o dulces: estaban tranquilitos, metidos en su asunto. Parece que los dulces son placeres solitarios. Las ensaladas “supuestamente” también.
Yo no sé qué hay de cierto en todo esto, pero hace como 6 años fui vegetariana. No me convertí por algo religioso o por salud, sino porque mi cuerpo dijo: hasta aquí llegaste con la carne, no tenemos ganas de comer eso, deja la asquerosidad y empieza a comer vegetales. Es raro, pero a veces el cuerpo grita esas pendejadas. El mío pasó 3 años en ese asunto, gobernándose solo. Ni siquiera admitía pollo.
Lo cierto es que me invitaron a una parrillada. Normalmente no voy a esos eventos pues en Venezuela las parrillas son una excusa para beber cerveza, rascarse y como 5 horas más tarde, comer un pedacito de carne medio frío (no empieces todavía, vamos a esperar a que esté listo el chorizo y comemos todos juntos). Y cuando la persona que organiza no es muy experta, seguro pone platos de cartón y cubiertos plásticos… ¿han intentado cortar un churrasco con un cuchillo de plástico? Y con lo caras que están las cosas, la carne nunca alcanza.
Pero bueno, en esa ocasión me aparecí allá porque la anfitriona era una simpática compañera de trabajo y solo fui porque quería compartir con ella. Claro, que siendo vegetariana era un poco difícil estar allí. De hecho, me llevé a mi mejor amiga para darme apoyo.
En efecto, la gente compartía alegremente en la fiesta. Había mucha carne. La casa era hermosa. El jardín era un sueño. Había todo tipo de bebidas. Nadie debía esperar que saliera carne pues la parrilla era grande y siempre había churrascos, morcillas y chorizos calientitos.
Pero yo me adaptaba. Y no era por falta de esfuerzo. Yo comía mi yuca y mi maíz tranquilita, hablando con quien podía, pero la falta de carne me excluía de muchos sitios, sobre todo porque obviamente le cedíamos la silla a quien traía su carnita en el plato. O sea, mi amiga y yo estuvimos largo rato en el rincón de los descarnados. De vez en cuando pasaba alguien y nos ofrecía carne, pero al rechazarla, nos volvía a dejar en soledad, castigadas.
Cuando dejé el vegetarianismo la cosa cambió en las parrilladas, aunque no comiera carne. Pero la teoría de los dulces y vegetales la vivo comprobando, por ejemplo, cuando veo a gente comiendo en McDonalds: si están solos engullen sus alimentos rapidito, pero si están acompañados hasta hacen sobremesa. En cambio, cuando una persona come ensalada, digamos, en un café de Las Mercedes, uno se fija que por más que esté solo no se atraganta. Y ni hablar de los postres...sobre todo si son de chocolate. Es que Discovery tiene unas cosas...
Hay pocas cosas que sean tan grupales como una parrilla. Increíble. Según un programa de Discovery, la carne es un asunto tribal y de muchos individuos. Decían que eso se debe a que los animales cazan una presa y luego la devoran en grupo, y que esa costumbre la tenemos programada en los genes. Parte del chiste está en que hay que arrimarse pronto al pedazo de carne porque sino otro se lo come. O sea, todo el mundo a comer al mismo tiempo. Y después, una larga digestión y nada de picar entre comidas.
Por otra parte, los estudios indican que los animales herbívoros no son gruperos, más bien solitarios, tranquilos. No tienen horario fijo de comida pues comen cuando les da hambre, debido a la digestión rápida de los alimentos ligeros. Igual se aplica a los dulces.
Pasaban una imagen de unos monos comiendo un animalote muerto, y era impresionante: los tipos gritaban, sonreían, se pedían el picante y la guasacaca, estaban eufóricos. Luego hicieron una disolvencia hacia un grupo de gente que comía parrillada y eran igualitos… Por eso decían que la gente que almuerza sola lo hace rápido y medio apenada, sobre todo si come carne o alimentos salados.
Por otra parte pasaron gente comiendo ensaladas y/o dulces: estaban tranquilitos, metidos en su asunto. Parece que los dulces son placeres solitarios. Las ensaladas “supuestamente” también.
Yo no sé qué hay de cierto en todo esto, pero hace como 6 años fui vegetariana. No me convertí por algo religioso o por salud, sino porque mi cuerpo dijo: hasta aquí llegaste con la carne, no tenemos ganas de comer eso, deja la asquerosidad y empieza a comer vegetales. Es raro, pero a veces el cuerpo grita esas pendejadas. El mío pasó 3 años en ese asunto, gobernándose solo. Ni siquiera admitía pollo.
Lo cierto es que me invitaron a una parrillada. Normalmente no voy a esos eventos pues en Venezuela las parrillas son una excusa para beber cerveza, rascarse y como 5 horas más tarde, comer un pedacito de carne medio frío (no empieces todavía, vamos a esperar a que esté listo el chorizo y comemos todos juntos). Y cuando la persona que organiza no es muy experta, seguro pone platos de cartón y cubiertos plásticos… ¿han intentado cortar un churrasco con un cuchillo de plástico? Y con lo caras que están las cosas, la carne nunca alcanza.
Pero bueno, en esa ocasión me aparecí allá porque la anfitriona era una simpática compañera de trabajo y solo fui porque quería compartir con ella. Claro, que siendo vegetariana era un poco difícil estar allí. De hecho, me llevé a mi mejor amiga para darme apoyo.
En efecto, la gente compartía alegremente en la fiesta. Había mucha carne. La casa era hermosa. El jardín era un sueño. Había todo tipo de bebidas. Nadie debía esperar que saliera carne pues la parrilla era grande y siempre había churrascos, morcillas y chorizos calientitos.
Pero yo me adaptaba. Y no era por falta de esfuerzo. Yo comía mi yuca y mi maíz tranquilita, hablando con quien podía, pero la falta de carne me excluía de muchos sitios, sobre todo porque obviamente le cedíamos la silla a quien traía su carnita en el plato. O sea, mi amiga y yo estuvimos largo rato en el rincón de los descarnados. De vez en cuando pasaba alguien y nos ofrecía carne, pero al rechazarla, nos volvía a dejar en soledad, castigadas.
Cuando dejé el vegetarianismo la cosa cambió en las parrilladas, aunque no comiera carne. Pero la teoría de los dulces y vegetales la vivo comprobando, por ejemplo, cuando veo a gente comiendo en McDonalds: si están solos engullen sus alimentos rapidito, pero si están acompañados hasta hacen sobremesa. En cambio, cuando una persona come ensalada, digamos, en un café de Las Mercedes, uno se fija que por más que esté solo no se atraganta. Y ni hablar de los postres...sobre todo si son de chocolate. Es que Discovery tiene unas cosas...