jueves, mayo 22, 2003

Ha habido días malos y este. Ya sé de sobra que cuando decido descansar, la vida aprovecha mi ausencia para volverse loca. Y es que sí, esta mañana no me he levantado temprano y, no sólo por sueño sino también por algo de malestar, he seguido en la cama de largo hasta que sonó el teléfono. ¡Emergencia familiar! Mi esposo necesita que le mande un e-mail a la oficina a las 10:30 am. Me levanto, busco el bendito archivo en su complicada Mac (mucho más compleja que la mía) y le doy send.
De vuelta a la cama, sigo sintiéndome mal, pero segura de que con media hora de siesta se me arregla el semblante. 2 pm ¡Emergencia familiar! El archivito enviado no quiere, por nada del mundo, servir para nada. Así que se manda en Quark, EPS, PDF y cualquier otro formato a ver si esta vez sí sirve.
Ni modo, a las 3 de la tarde hay que salir de la cama. Un problema comer a esa hora, donde no es lógico desayunarse, ni elegante tomar el brunch, ni dan tantas ganas de cocinar almuerzo. Cereal, yogur y un sandwich como a las 4 pm lo resuelven todo. Me duele mucho el estómago y tengo una contracción muscular en los hombros, creo que todo se debe a que sigo nerviosa temiendo que por culpa del banco me despidan. Convenzo al perro y salimos a caminar. A las dos cuadras me paro a comprar Coca Cola Light de 2 litros (por si se me ocurre hacer algo de cenar) y empieza a llover. El perro se pone torpe, yo voy con al botella al brazo y como puedo cargo al animal y a la botella, corriendo para evitar el resfriado... Nos salvamos por poco.
Mi esposo llega tardísimo con comida de McDonalds. Mi comida de siempre es una cajita feliz para jugar con el muñequito. Descubrimos que está malo y usado, las papas frías y la hamburguesa casi no tiene carne. Mientras discutimos si debemos perder el tiempo cambiando toda esta porquería en McDonalds, mi esposo me confiesa que por exceso de trabajo y falta de sueño, está rindiendo menos en la oficina y teme que si no se pone al día lo despidan.
Ahora sí: el dolor de estómago a mil, no puedo pensar claramente, odio la tv, odio McDonalds, y lo que quiero es una abrazo del universo para calmarme. Quiero llorar...