domingo, mayo 11, 2003

Acabo de leer un artículo excelente en un nuevo site (del que les hablaré luego). La cosa es que era muy laaargo y me dio mucho fastidio leerlo completo, así que, al igual que hago con los libros, me fui hasta el final para leer las conclusiones.
Con los libros me pasa algo simpático: como ya se trata del último párrafo y yo me he perdido todos los anteriores, nunca sé de qué están hablando, pero si me gusta cómo termina (ya sea por cómo suena, o por algún suceso impresionante, etc.) regreso al principio y, disciplinadamente, leo el libro. CLaro está, que por más que no sepa de quiénes o de qué están hablando, si la cosa termina tipo "y vivieron felices para siempre", ni soñar con leerlo.
Pero con los artículos es más fácil. Como hablan de un tema uno más o menos sabe por dónde puede ir la cosa y si, por casualidad, me gusta mucho o me disgusta mucho la conclusión, me siento en la obligación de leer los argumentos que nos llevaron hasta ese punto.
Pues bien, resulta que cada párrafo me iba gustando más, pero dado mi desorden fui leyendo uno a uno de sus párrafos, pero de abajo hacia arriba. O sea, jamás me devolví al inicio y del final llegué al principio, muerta de la risa.
Qué pena con ese señor, que seguro se tomó el tiempo para ordenar sus ideas y fui yo a revolverlas al leerlas...