sábado, mayo 10, 2003
Inconforme
Esta mañana he pensado en la incormidad del ser humano. Me pasó que un amigo me dijo que tiene un examen y me dio envidia. Suena loco, pero quisisera tener exámenes otra vez, algún día, sentir la angustia de la nota, la ansiedad de no saber qué me van a preguntar, sacar cuentas para saber qué calificación necesito para pasar dignamente, tener un grupo de compañeros de estudio y esas cosas. Cuando estaba en la universidad esas cosas me hartaban, pero obviamente eran mi rutina y creo que todos nos harta la rutina.
He pensado empezar un postgrado, pero me da pereza arreglar los papeles. Aparte que no sé si escoger algo que me guste o algo que resulte útil (la combinación de ambos no existe dentro de la oferta académica de las universidades venezolanas).
También he pensado seriamente en estudiar peluquería. No es broma. Uno debería tener un oficio alterno para asegurarse trabajo en tiempos difíciles. Por ejemplo, los inmigrantes pocas veces trabajan en su carrera y terminan aprendiendo otras cosas. ¿Dónde podría ejercer como periodista además de en mi país? Pero en cambio la peluquería la puedo ejercer en todos lados, la coquetería femenina no tiene límites y, a pesar de las costumbres de los distintos países, casi todas las mujeres nos damos una manita de gato en un salón de belleza de vez en cuando.
Lo único que me falta para empezar a estudiar es dejar la soberbia y no poner por delante el "Licenciada", porque si no lo hago me da vergüenza pensar que terminaré como peluquera.
Esta mañana he pensado en la incormidad del ser humano. Me pasó que un amigo me dijo que tiene un examen y me dio envidia. Suena loco, pero quisisera tener exámenes otra vez, algún día, sentir la angustia de la nota, la ansiedad de no saber qué me van a preguntar, sacar cuentas para saber qué calificación necesito para pasar dignamente, tener un grupo de compañeros de estudio y esas cosas. Cuando estaba en la universidad esas cosas me hartaban, pero obviamente eran mi rutina y creo que todos nos harta la rutina.
He pensado empezar un postgrado, pero me da pereza arreglar los papeles. Aparte que no sé si escoger algo que me guste o algo que resulte útil (la combinación de ambos no existe dentro de la oferta académica de las universidades venezolanas).
También he pensado seriamente en estudiar peluquería. No es broma. Uno debería tener un oficio alterno para asegurarse trabajo en tiempos difíciles. Por ejemplo, los inmigrantes pocas veces trabajan en su carrera y terminan aprendiendo otras cosas. ¿Dónde podría ejercer como periodista además de en mi país? Pero en cambio la peluquería la puedo ejercer en todos lados, la coquetería femenina no tiene límites y, a pesar de las costumbres de los distintos países, casi todas las mujeres nos damos una manita de gato en un salón de belleza de vez en cuando.
Lo único que me falta para empezar a estudiar es dejar la soberbia y no poner por delante el "Licenciada", porque si no lo hago me da vergüenza pensar que terminaré como peluquera.
