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miércoles, mayo 28, 2003

Hago lo que quiero

No deberíamos usar el blog para hablar del fenómeno blog, pero bueno, este es el mío y hago lo que quiero. Y la mayoría de los bloggers también. No ha habido una bitácora que no albergue una reflexión sobre el oficio. Y es que así somos los seres humanos. Por eso, lo haré siempre que pueda.

El tema de hoy: los hombres con blogs

Vayamos al grano: las mujeres siempre nos quejamos de lo poco participativos que son los hombres, sobre la falta de sensibilidad, sobre sus problemas de comunicación. Nadie pensaría que un hombre podría llevar un diario o escribir más de una línea sin aburrirse. ¡Sorpresa! Los webloggers masculinos son la excepción.

Creo que cualquier mujer que se sienta decepcionada de los hombres debería leer un blog escrito por “ellos”. En lo particular he encontrado toneladas de sensibilidad, pasión, inteligencia arrebatadora, picardía y excelentes escritores en la red. Muchos de ellos llevan lo que podría llamarse un diario digital, sin más, de esos donde hablan de su día y de la chica que les gusta, o de la gente estúpida que hace más difícil un viaje en autobús.

¿Conocen los chistes sexistas que despotrican del matrimonio? Pues ninguno de ellos aplica a los chicos bitacoreros de los que hablo: aman a sus esposas, novias, jevas, machuques o pechugas. Y se enrollan con cosas sentimentales, extrañan, se confunden entre dos amores, tienen miedo de llamar a una chica e invitarla a salir. Son gente real y llena de sentimientos reales. Aunque nos enteremos virtualmente. Es muy difícil inventar estas cosas, aparte de que resulta estéril inventarlas para un público desconocido.

Mis niños de la red tienen mascotas y se desviven por cuidarlas, se fijan en los detalles, se preocupan por bajar unos kilos, aman la vida y son divertidos. Se apasionan por la tecnología y el fútbol, pero también por las florecitas del parque y las mariposas, y las fotografían, las recuerdan.

Se emocionan por sus futuras paternidades, planifican el futuro, asumen responsabilidades.

Y yo me pregunto, ¿no será que todos son así, en el fondo? Mucho se ha escrito acerca de las mujeres, de lo divinas, de lo celestiales, hermosas y sensibles que son pero, ¿y por qué no nos damos tiempo para hablar así de los hombres? No concibo mi vida sin ellos. Mi esposo es el ser que más amo en el mundo y no podría describir las razones por las cuales lo amo sin ponerme a llorar. Los hombres son nuestro apoyo, nuestros compañeros, nuestra fortaleza, nuestro complemento. Son la roca, son el amor, son la risa pícara. ¿Y hace falta un blog para descubrirlo? Creo que este medio ha permitido una vía distinta de expresión para algo que siempre ha estado allí: el alma masculina. ¡Bendito sean los blogs! ¡Benditos sean los hombres!



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