martes, mayo 06, 2003

Yo siempre fui una niña precoz. Me aburrían los niños de mi edad, me aburrían las tareas porque las veía sencillas, me aburrían los paseos al Parque del Este. Gracias a Dios mi madre se las ingenió para que no todo en mi infancia fuera aburrido. (Ruego al Señor no tener hijos como yo, mi madre es una santa.) Luego vino la adolescencia, descontrolada y dark, donde yo seguía aburrida del mundo. Nada tenía sentido, todo me parecía fatuo, no creía en nada, nada, nada. Sólo en Bon Jovi y su eterna melena dorada.
Los punks de mi urbanización eran tan ornamentales que también me aburrían. Se esmeraban en mantener la cresta picuda, las botas militares bien gastadas y los millones de impredibles y remaches en todo el vestuario. La franela negra de alguna banda de heavy (raro que pocos tuvieran una de los Sex Pistols) era impelable. Nunca quise ser como ellos, no me gustaba su apariencia, pero en especial, no me gustaba que vivieran diciendo que el mundo era una mierda y no hicieran nada por cambiarlo.
Con el tiempo se suavizó mi actitud y, aunque se me salen mis acideces por ahí, creo que el mundo sí tiene sentido. Lo que no tiene sentido es el punk. Y no el verdadero, sino ese punk reencauchado de niñitos bien que putean todo pero en la noche regresan a su camita caliente a comer la avena preparada por mamá.
Yo estoy muy vieja para odiarlo todo. Prefiero criticarlo todo, me sale natural "descoser" las cosas, pero al menos las críticas abren un espacio al cambio y la regeneración. Y no sé si sea por vieja o por el hecho de que me mantengo sola. Sí, porque fíjense que mucha de la gente que dice que nada sirve y se harta de la sociedad a cada rato y no le encuentra salvación al mundo, generalmente está mantenida por sus padres pues no encuentran trabajo (maldito sistema), pasan una buena parte de su tiempo trazando proyectos que nunca llevan a cabo (maldito sistema), navegando por el Internet que pagan sus padres (el Internet debería ser gratis, maldito sistema) y asistiendo a la universidad que odian pero que pagan sus padres (maldito sistema).
Los que nos mantenemos solos o por lo menos estamos empezando a hacerlo, perdemos esa comodidad. No podemos abandonarnos a la idea de que el mundo es una mierda y que todos es falso y que nada sirve y que blablabla maldito sistema, porque estamos luchando para vivir en él. Necesitamos tener la esperanza de que en algún lado está todo lo que funciona y hace feliz a la gente. Si no fuera así, nos meteríamos un tiro en la sien y el último que apague la luz al salir.
Ojo: y mantenerse solo no es una cuestión meramente monetaria, sino también emocional. El que no tiene cierta solvencia en esa área empieza a buscar culpables y ¿a que no adivinan quién es el culpable de todo? ¡Correcto! ¡El maldito sistema!
Update: Hay momentos en los que no puedo evitar ser muy Daria, lo reconozco y hasta lo disfruto, pero no todo el tiempo, ¿verdad Firu?