miércoles, mayo 21, 2003

Leyendo a Caro me di cuenta de que siempre he dejado el deporte a un lado. A veces he tomado fiebres deportivas como la vez que salía de trabajar directo a practicar natación, o cuando iba al Parque del Este los sabados a darle una vuelta y sentirme revigorizada como a las 3 horas (cuando recuperaba el aliento).
Y bien, no está de sobra hacer ejercicio. Uno siempre jura que "esta vez sí iré al gimnasio". Todavía me acuerdo de los posts de Venethinker, cuando hablaba de la rutina diaria de ejercicios en el gym... y cómo al rato no oí nunca más del gimnasio, por lo que supuse que lo había abandonado. Yo hubiera hecho lo mismo.
Me puse a caminar esta tarde, con todo y perro, y el perro casi se desmaya. Yo también estaba con la lengua afuera después de 7 cuadras, pero sólo pensaba que mis abdominales podrían ponerse como la parte de arribe de una tortuga, y dejar de ser la parte de adentro (esa que es fofa y feíta). Y si de tortugas se trata habría que considerar que mi intención también es aumentar la velocidad un día de estos porque, a decir verdad, cualquier tortuga hubiera superado la que nosotros llevábamos. Jaja, el perro respiraba como asmático, dejando una línea de baba a su paso, pero yo iba cual instructora de aerobics: "Vamos, que tú puedes, un poco más, respira profundo, falta poco". Creo que, más que decírselo a él, me lo decía a mí.
Misión cumplida. Regresamos a casa vueltos puré, pero aquí estamos. Habrá que ver si mañana me animo y si puedo convencer al perro. Mientras tanto, seguiré esperando que se me quite el dolor de las posaderas para irme a bañar.