miércoles, abril 09, 2003
La prostituta del bastón
Desde que me mudé a este apartamento he extrañado mucho mi antigua urbanización. El clima es distinto, aquí hace calor, las aceras son estrechas, los perros son grandes y fieros, la gente es más vieja, hay muchos colectivos pasando todo el día frente a mi casa, la contaminación es insoportable y me hace limpiar la casa varias veces al día, etc.
Una de las cosas que más me impactó al principio era tener que vivir al lado de un hotel-burdel, con las trabajadoras sexuales paradas en la puerta del mismo, o sea, justo al lado de la entrada de mi edificio. No niego que da miedo, y menos puedo negar que hacia los días de paga o los fines de semana, el ruido de las trifulcas callejeras (que se dan por clientes que no quieren pagar o por automovilistas que gritan cosas a las chicas), ese ruido de violencia, no deja dormir. Pero uno se acostumbra.
El lado bueno es que hay más seguridad policial dentro de la zona (las prosti les pagan su cuota a los tombos), aunque con la escasez de policías tampoco hablamos de que esto sea el Fuerte Knox. De hecho, en diciembre un ladrón trepó la fachada de mi edificio y se metió por una ventana de mi casa... si mi perrito no ladra el tipo nos roba todo, puesto que un domingo a las 6 am en este hogar todos estamos de brazos de Morfeo.
El cuento en realidad es sobre las "muchachas". Con el tiempo uno casi se aprende sus caras. Esta noche hablaremos del especimen más extraño: la prostituta del bastón.
Es una muchacha joven, algo demacrada (se les comienza a notar como a los 18 años, las únicas que no se ven así tienen como 14), de contextura mediana y cabello largo. Nadie sabe si es bonita o no. Nunca la hemos visto caminando porque ella se para en la entrada a exhibir la mercancía, lo cual nos ha impedido averiguar si el bastón es terapéutico o no. Sospechamos que es un implemento de trabajo. Ahora, lo realemente extraño es que su hora preferida de trabajo es al mediodía. ¿Gerentes con gustos kinky para el almuerzo? ¿Colegiales desviados a la salida del colegio? ¿Quiénes son sus clientes? ¿La buscarán por el bastón?
(a veces me siento morbosa hablando del tema, pero cuando ves el espectáculo casi a diario lo conviertes en parte de tu vida y ahí se acaba el tabú)
¿Alguien me podría dar su teoría?
Desde que me mudé a este apartamento he extrañado mucho mi antigua urbanización. El clima es distinto, aquí hace calor, las aceras son estrechas, los perros son grandes y fieros, la gente es más vieja, hay muchos colectivos pasando todo el día frente a mi casa, la contaminación es insoportable y me hace limpiar la casa varias veces al día, etc.
Una de las cosas que más me impactó al principio era tener que vivir al lado de un hotel-burdel, con las trabajadoras sexuales paradas en la puerta del mismo, o sea, justo al lado de la entrada de mi edificio. No niego que da miedo, y menos puedo negar que hacia los días de paga o los fines de semana, el ruido de las trifulcas callejeras (que se dan por clientes que no quieren pagar o por automovilistas que gritan cosas a las chicas), ese ruido de violencia, no deja dormir. Pero uno se acostumbra.
El lado bueno es que hay más seguridad policial dentro de la zona (las prosti les pagan su cuota a los tombos), aunque con la escasez de policías tampoco hablamos de que esto sea el Fuerte Knox. De hecho, en diciembre un ladrón trepó la fachada de mi edificio y se metió por una ventana de mi casa... si mi perrito no ladra el tipo nos roba todo, puesto que un domingo a las 6 am en este hogar todos estamos de brazos de Morfeo.
El cuento en realidad es sobre las "muchachas". Con el tiempo uno casi se aprende sus caras. Esta noche hablaremos del especimen más extraño: la prostituta del bastón.
Es una muchacha joven, algo demacrada (se les comienza a notar como a los 18 años, las únicas que no se ven así tienen como 14), de contextura mediana y cabello largo. Nadie sabe si es bonita o no. Nunca la hemos visto caminando porque ella se para en la entrada a exhibir la mercancía, lo cual nos ha impedido averiguar si el bastón es terapéutico o no. Sospechamos que es un implemento de trabajo. Ahora, lo realemente extraño es que su hora preferida de trabajo es al mediodía. ¿Gerentes con gustos kinky para el almuerzo? ¿Colegiales desviados a la salida del colegio? ¿Quiénes son sus clientes? ¿La buscarán por el bastón?
(a veces me siento morbosa hablando del tema, pero cuando ves el espectáculo casi a diario lo conviertes en parte de tu vida y ahí se acaba el tabú)
¿Alguien me podría dar su teoría?